martes, 2 de abril de 2019

Himno de paz y hermandad



Como siempre decimos, nos gusta “recuperar la memoria histórica”, pero la reciente. Pues vamos a ello.


En un partido de fútbol de la selección nacional, cuando  Luis Aragonés era su entrenador, para animar a sus chicos, se puso a cantar el Himno de España con la letra que en su día compuso D. José María Pemán: “Viva España, alzad los brazos, hijos del pueblo español . . .”. Como no podía ser de otra manera, saltaron inmediatamente los progres y empezó la gresca.

 Para empezar, diremos que el Himno nunca tuvo letra, aunque se la hayan puesto personas como el poeta Ventura de la Vega, Eduardo Marquina o José María Pemán. De hecho, ninguna letra ha sido oficial. No obstante, la que más se recuerda es la que este último escribió durante la Guerra Civil Española y se cantó alguna vez durante el régimen de Franco:

“Viva España, alzad los brazos
hijos del pueblo español,
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria que supo seguir,
sobre el azul del mar, el caminar del sol.
¡Triunfa España! Los yunques y las ruedas
marchan al compás
del himno de la fe.
Juntos con ellos cantemos de pie
la vida nueva y fuerte de trabajo y paz”.
 
Pero, claro, esto a los progres les suena mal. Lo de “alzad los brazos” seguro que lo preferirían sustituir por “alzad los puños”. El presidente del COE encargó en su día una letra en la que se habla de “diversidad”, “paz”, etc. Con un tono eminentemente deportivo, como si España fuese un equipo de algo: de fútbol, de baloncesto, de tenis, etc. Del concepto de nación o de patria, nada de nada.
Decía este presidente que contaba con el apoyo de “las altas autoridades del Estado”. Como el Jefe del Estado era en aquellos tiempos “El patrón del Bribón”, ¿daría el visto bueno? Ejem, ejem . . . 
No hay que olvidar que cuando un deportista sube a un podio, canta su himno nacional. Lo que no se puede hacer es volver la tortilla: que las naciones tengan sus himnos para complacer a deportistas.

  Demos un repaso a las letras de los himnos de algunos países. Si bien es verdad que en algunos casos han sufrido el ataque de “lo políticamente correcto”, también es cierto que lo que ha prevalecido es la tradición sobre la corrección.

 En el himno francés, “Marsellesa”, hay un verso que dice “que una sangre impura riegue nuestros surcos”. Ni qué decir tiene que últimamente ha habido ataques contra esto por aquello de la inmigración, que considera tal verso como xenófobo. Pero es igual: se sigue cantando con la letra oficial. Por cierto que en Francia existe el delito de ultraje a la bandera y al himno. Además, y mediante una ley educativa (Ley Fillon), es obligatorio que los niños aprendan el himno en las escuelas.

 El himno alemán fue más polémico. La música fue compuesta por Haydn. La letra apareció en 1841 y tenía un fondo nacionalista, a pesar de que aún no existía el estado alemán. Dicho himno no fue propiamente tal hasta 1922 (República de Weimar), según lo dispuesto por el presidente socialista Friederich Ebert. Al terminar la II Guerra Mundial, los aliados dejaron que Alemania recuperase su himno: “unidad , justicia y libertad para la patria alemana”. Curiosamente hay que señalar que, por el contrario del caso francés, la letra del himno alemán no menciona para nada  “la sangre impura” de los extranjeros.

 Hay himnos que se pueden calificar de combativos. Así, por ejemplo, el de Italia que fue concebido cuando luchaba por la independencia contra Austria, llama a los ciudadanos a morir por la unidad italiana “unidos por Dios”.

 El himno de EE.UU., vio la luz en 1814, aunque la música procedía de una vieja canción popular inglesa. Sin embargo, el himno no fue oficializado hasta 1931. Dice en una de sus estrofas: 

“¿Y dónde está aquella banda que engreída juraba, que el torbellino de la guerra y la confusión del combate nos privaría para siempre de patria y hogar?  Su sangre ha lavado la mancha de sus pasos desleales”. Como se puede ver, también aquí aparece la sangre sucia del enemigo.


El himno inglés se hizo popular a comienzos del siglo XIX como himno del Reino Unido, incluidas las colonias como es lógico. Es un himno que más que hablar de la nación, habla de la Corona. En sus estrofas se puede leer:  

“¡Oh, Señor Dios, dispersa a nuestros enemigos y hazlos caer!  Confunde sus bellacos embustes,  confunde su política, en ti nuestras esperanzas ponemos.  ¡Dios salve a la Reina!”. Acto seguido, el himno inglés ruega a Dios para que el mundo vea que todas las naciones forman una misma familia.

 Moraleja, señores progresistas: la letra que puso D. José María Pemán al Himno Nacional de España, es un himno de paz y hermandad si se compara con los himnos de nuestros “amigos”.



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