La legislación a favor del
aborto, “ha ido en línea creciente
atentando contra la vida del no nacido hasta límites verdaderamente
escandalosos desde el punto de vista ético y moral”, dijo en su día el
cardenal Rouco Varela.
Asimismo declaró que “el magisterio de la Iglesia se ha ocupado muy
cercanamente de los Derechos Humanos”. Para el cardenal, “no hay posible teoría de los derechos fundamentales capaz de
realizarse de modo positivo si se prescinde de sus fundamentos y vínculos en
relación con Dios”. “No hay –aclaró- libertad
que se pueda defender contraria a la ley de Dios”.
Si echamos un vistazo a la
tan cacareada Carta de los Derechos Humanos, que sólo se menciona cuando
interesa a lo políticamente correcto, vemos que en su preámbulo dice: “liberar a la humanidad del terror, la
miseria y el miedo”. Es decir, el sujeto de los derechos humanos es,
obviamente, el ser humano.
Después viene Paco con la
rebaja, es decir, con las “interpretaciones”, y así se “interpretan” la citada
Carta, la Constitución
y todo tipo de leyes habidas y por haber, surgiendo verdaderos monstruos que se
imponen porque lo manda “el pueblo soberano”.
Así, la “Fernández de
la Vogue” dijo en una ocasión que “permitir
que las menores aborten sin permiso busca PROTEGERLAS
DE LOS CONFLICTOS CON SUS PADRES”.
Evidentemente esta “sujeta”,
a pesar de decir lo que dicen que tiene que decir, de estos temas de maternidad
y embarazo no entiende nada, por razones obvias.
En fin, atentar contra la
vida de un no nacido es de cobardes.
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