Se acordarán del aquel slogan de “Dani el rojo” de mayo del 68 de “Prohibido prohibir”. Pues bien, aunque aún hay dentro de “los muros de la Patria mía” partidarios de aquel “movimiento”, el citado slogan sí que está prohibido aquí. Echemos un vistazo a lo que sucede en estos momentos en esta impresentable España, rota y resquebrajada, producto de aquel nefasto gobierno del timonel morrongo circunflejo y su “complexo”.
Como ya es sabido, la ideología de “género”, que debiera llamarse de sexo, está presente prácticamente en todo el acontecer social y familiar. Está prohibido aceptar las diferencias, ya sean biológicas, anatómicas y demás. Tales diferencias naturales se las consideran como dificultades, en vez ser consideradas como enriquecedoras, llevando todo esto a situaciones que, en algunos casos, pueden generar violencia. Ahí están los casos palpables y sobradamente conocidos de las relaciones entre sexos, e incluso entre educandos, educadores y padres, y entre personas mayores y niños.
Entrando en el terreno familiar, la práctica desaparición de la figura paterna, ha llevado a muchos hogares a un gran desequilibrio. Y no digamos nada de la adopción de niños por parte de “gaymonios”, “mariconmonios”, o como quieran ustedes llamarlo. Esto es una consecuencia de no aceptar la diferencia sexual, que se la considera como un estorbo y una dificultad, cuando es todo lo contrario.
Todo esto proviene de Jean Paul Sartre y de Simone de Beauvoir, quien dijo en 1949 aquello de que “una no nace mujer, sino que se hace mujer”. Sin comentarios.
La prohibición de admitir la diferencia sexual, ha servido para que la homosexualidad sea vista como una relación normal entre “parejas”. Estos homosexuales suelen presentarse como víctimas, aduciendo que no todas las personas somos iguales ante la ley, pretendiendo que ésta sea igual para todo tipo de “parejas”. Lo que sucede es que a este “colectivo” les roe el que no puedan engendrar homosexuales. Ustedes ya me entienden.
Todo esto está produciendo grandes estragos, aunque muchas personas no se den cuenta de ello, ya que piensan que son “libres” y que se han “emancipado” del pensamiento conservador y retrógrado impuesto por la iglesia y “la conspiración judeo- masónica”. Lo de siempre.
En fin, lo más grave de todo es que dichos “colectivos” de homosexuales y feministas están haciendo verdaderos estragos en la familia. Ahí tienen la supresión de las palabras padre y madre, que han sido sustituidas por progenitor A y progenitor B. La cosa llegó a tal extremo, que en una serie de dibujos animados se hablaba del “hado padrino”.
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