Y seguimos
con este extraordinario filósofo.
En su obra “Rectificación de la República. Escritos
políticos, I I I (1929/1933)”, El
Arquero, Revista de Occidente, S.A., Madrid 1973, 273 páginas, nos dice Ortega
y Gasset dentro del Capítulo intitulado “¡Viva
la República!”, páginas 251 a 262, lo siguiente:
“Rectificación
de la República
POR QUÉ LO
GRITA
¿Lo hará
por misticismo republicano? Tampoco. En materia
de política no admito misticismo, ni siquiera admito que se sea
republicano, como suele decirse, «por principios». Siempre he sostenido que en
política no hay eso que se llama principio. Los principios son cosas para la
Geometría. En política hay solo circunstancias históricas, y estas definen lo que hay que hacer. Yo sostuve hace tres años, y sostengo hoy con mayor brío, que
la única posibilidad de que España se salve históricamente, se rehaga y triunfe es la República, porque solo
mediante ella pueden los españoles
llegar a nacionalizarse, es decir, a sentirse una Nación. Y esto es cosa
infinitamente más importante que las
estupideces o desmanes cometidos por
unos gobernantes durante la anécdota de un par de años. Ya a estas horas, en
estas elecciones, aunque los
electores, todavía torpes, envían al Parlamento gentes en buena parte tan indeseables como las anteriores, han sentido que actuaban sobre el
cuerpo nacional, han despertado a la conciencia de que se trataba de su propio destino. Todavía no han votado
por y para la nación, sino movidos
reactivamente por intereses
particulares. . . Mas por ahí se empieza: es el aprendizaje de la política
que termina descubriendo la Nación
como el más auténtico, más concreto y
más decisivo interés político, porque es el interés de todos.
Como tenemos, pues, la obligación de hacer esa gran experiencia,
sépanlo, estamos resueltos a defender la República. Yo también. Sin desplantes ni aspavientos, que detesto. Pero
conste: yo también. Yo, que apenas si cruzo
la palabra con esos hombres que han gobernado estos años, algunos de los cuales me parecen no
ya jabalíes, sino rinocerontes.”
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