sábado, 26 de septiembre de 2020

Fidel Castro: “personalidad histórica” ( I )


 

Hace unos días hemo recibido un correo electrónico de un conocido nuestro, al que habíamos enviado un comentario sobre los libros “Carta a Fidel Castro”, “Che Guevara”, “Conexión Habana”, “El furor y el delirio”, “El legado de Fidel Castro” y  “La vida oculta de Fidel Castro”, libros ya comentados en este blog, diciéndonos en dicho correo que no le enviásemos más comentarios sobre Cuba, ya que nada de lo que se dice en dichos libros lo vio un amigo suyo en un viaje que hizo a Cuba. En fin, sin comentarios.

Como hay que “recuperar la memoria histórica”, vamos a comentarle algo sobre Cuba a ese noble bruto ignorante viajero. Por supuesto que lo que le vamos a decir tampoco lo vería.

 

Como ya hemos dicho en este blog, un pedante marxista infumable dijo en su día que Fidel Castro había sido una “personalidad histórica”, y el defenestrado comunista Gaspar Llamazares, dijo que Cuba era “el modelo referencial”. Vamos a comentar algo sobre esta “personalidad” y su “modelo”.

 

Para empezar, recordemos una frase del economista, historiador y filósofo Ludwig von Mises: “Si ellos siguen repitiendo sus mentiras, nosotros tenemos que seguir repitiendo la verdad”. Y la verdad sobre Cuba es el mercado negro que allí hay; el mito de la desaparición de clases, el trabajo, la prostitución, las revueltas contra el régimen, los “balseros”, la farsa del sistema electoral, la confiscación de viviendas para entregarlas a los “mayimbes” y a los “pinchos”, el terrorismo intelectual, la explotación de los obreros, el control y represión sobre los ciudadanos, etc. etc.

 

Para que el pueblo no exprese sus quejas, el gobierno ejerce un descomunal control tanto ideológico como militar. Hay un “comité de defensa de la revolución” en casi todas las “cuadras”: se sabe quién trabaja y quién no, quien saca dólares a los turistas, quién vota, quién recibe visitas de otros sitios, etc. Dicho comité es el principal informador de la Policía Nacional Revolucionaria y del Ministerio del Interior. Aquí se cumple a la perfección el viejo sueño de Stalin de hacer de cada ciudadano un policía.

 

Para tener una idea del control que ejerce el PCC, sólo hay que leer unas palabras de Mesa-Lago en la época de la “ofensiva revolucionaria”:

 

 “Para corregir esta situación (se refiere a descontentos, protestas, etc) se está llevando a cabo una campaña ideológica sistemática a través de todos los medios de masas y organismos estatales que nuclean la juventud (UJC), los trabajadores (CTC), las mujeres (FMC), pequeños agricultores (ANAP) y los vecinos de comunidades urbanas (CDR). Los miembros de la CDR han jurado aumentar su vigilancia, reclutar a más trabajadores voluntarios para la agricultura, obtener más donaciones de sangre, ejercer presión sobre el pueblo PARA QUE LEA LAS PUBLICACIONES OFICIALES. .  . La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) está movilizando a sus miembros PARA ELIMINAR LAS CRÍTICAS y rumores contra las leyes y medidas revolucionarias. Se pide a las amas de casa que vigilen a sus vecinos, trabajen en la agricultura y CONTROLEN LA INFLUENCIA que maestros, líderes de JÓVENES PIONEROS y compañeros de juego, ejercen sobre sus hijos”.

 

El control se ejerce sobre todos los organismos e instituciones del país. Y, como no podía ser menos, la escuela no se libra. Los niños no tienen opción: se les inculca la ideología marxista. También se les repite machaconamente que, cuando las cosas van mal, “Fidel no tiene la culpa, son los imperialistas”. De esta forma, los niños se acostumbran desde pequeños a aceptar cualquier sacrificio en nombre de la patria, encontrando lógico que cada vez se trabaje más y se coma menos.

 

Otro método de control es el servicio militar obligatorio. También se ejerce control sobre el turismo. Interesa que los turistas gasten dólares, vean lo menos posible y no se entrevisten con los opositores clandestinos al régimen. Así, cuando regresen a sus países, hablarán de las maravillas de Cuba. Pocos son los que se dan cuenta que fueron escoltados, cuidados, agasajados, cebados, celebrados, embaucados, burlados, engañados, cegados, fascinados, halagados y engatusados. También a los políticos se les trata así.

 

Circulan por Cuba muchos chistes respecto a lo que se oculta a los visitantes, sobre lo que se les desinforma y sobre lo que se les miente, etc. etc.

 

En cuanto a la represión ¡qué vamos a decir que ya no se sepa! . . Todos aquellos que consideran que el castrismo no tiene nada que ver con la revolución por la que lucharon, son considerados como “pequeños burgueses”, “amigos del imperialismo”, etc. Aplicando el viejo estilo represivo de Lenin, serán fusilados con carácter ”ejemplarizante” y calificados como herejes, “gusanos”, etc.

 

Otras personas reprimidas son los reacios al trabajo, “bandidos”, “egoístas”, para los que se ha creado la Ley de Peligrosidad Social, mediante la cual se puede meter a una persona en la cárcel por un delito que no se haya cometido, sino por uno que pueda cometerse. Esta Ley, junto a la Brigada Especial (policías con total impunidad), constituyen las armas con las que el gobierno controla la calle. Además, la Brigada de Acción Rápida es utilizada para “razonar” con compañeros descontentos. Según los miembros de la citada Brigada, sólo reprimen cuando se ha insultado al Partido, ya que “éste no les ha hecho nada”.

 

También se reprime por NEGARSE A IR AL SERVICIO MILITAR o a la guerra. Aquí no hay insumisos que valgan.

 

Pero la represión más brutal es la ejercida contra los disidentes y contra los que hacen algún preparativo para la salida del país. No vamos a poner aquí ejemplos ni dar nombres. Sería muy prolijo.

 

En fin, no se comprende cómo no hay pintadas, concentraciones, pasquines, etc. de los que se dicen luchadores por la paz, la libertad y la democracia contra esta tiranía que ha convertido a Cuba en un lodazal de odio y violencia, que ya dura 60 años y que funciona por la fusta de los hermanos Castro, y ahora por sus sucesores, y no por la solidez de sus instituciones, creando una sociedad con salarios de miseria, sin huelgas ni sindicatos, sin partidos políticos, sin “inestabilidad social”, que educa a sus víctimas en la creencia de que viven en una sociedad igualitaria.

 

Continuará.




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