sábado, 5 de septiembre de 2020

El primer poder



Siempre se ha dicho que la prensa era el cuarto poder. Nosotros modestamente pensamos que es el primero. Y cuando decimos prensa, nos estamos refiriendo a los “mass-media”, según se dice ahora, es decir, la prensa, la radio y la televisión, aunque también hay que incluir las páginas web, blogs y redes sociales.

Los que tienen en su manos dichos “mas-media” son los que disponen qué noticias deben suministrarse al “pueblo soberano”, falsificándolas o escogiendo cuidadosamente aquellos párrafos o frases, muchas veces sacadas fuera de contexto, con el objeto de desencadenar pasiones, recelos u odios, según dicte el manual del agit-prop o el panel ideológico.

De esta forma, las situaciones son falseadas formándose ideas y conceptos totalmente fuera de la realidad, además de fomentar todo tipo de enfrentamientos no sólo dentro de una nación, sino contra otras, como es el caso de la aversión que se tiene a Israel y los EE.UU., como ya hemos visto.

Debido a la estulticia del “pueblo soberano”, que es incapaz de tener un mínimo sentido crítico, y a que los medios están en manos de auténticos currinches, el poder y la influencia de los “mass-media” seguirá siendo enorme.

¿Qué sucede cuando alguien descubre o critica toda esta urdimbre mediática? La respuesta es sencilla: los poderosos controladores de la información se indignan porque se les ha descubierto su juego, juego que les impide controlar  y  pastorear a la cáfila. Esta oposición a sus “principios”  les pone catatónicos, recurriendo a lo de siempre, es decir, al insulto, a la descalificación, etc, y si es posible, a la supresión.



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