sábado, 4 de abril de 2020

Los de la fobia



Hay algunos agoreros siempre dispuestos a dar lecciones de moral internacional, de geoestrategia, de democracia, etc, que tienen la tendencia a pronosticar todo tipo de males en lo que ellos llaman “mundo capitalista”: dantescas catástrofes humanas, millones de refugiados y desplazados, etc. 

Lo que subyace en todo esto es la fobia por todo lo que significan los EE.UU: hay que deshacerse de la presencia norteamericana como sea y donde sea. No se tolera que hayan permanecido más de medio siglo en Europa para librarla de la amenaza del Imperio Soviético. Los de la fobia ya sabemos quiénes son: los que se les llena la boca con la palabra democracia y aspiran a gobernar no en una democracia auténtica, sino sustituirla por otro tipo de “democracia”, de la que al parecer aún queda algún “modelo referencial”.

Los de la fobia “antiusa”, cuyas fibras íntimas de su sensibilidad se estremecen ante el sufrimiento de los “pueblos”, nada dicen de las hambrunas y crímenes de los Lenin, Stalin, Mao, Fidel Castro, etc, etc.

Tampoco sus fibras íntimas se estremecen ante la situación de las comunidades cristiana en países islámicos, que se encuentran en condiciones infinitamente peores que los musulmanes en países occidentales ¿O es que en este caso no cabe el “multiculturalismo identitario”?  En una palabra: son falsos e hipócritas, más enemigos de los EE.UU. que de la guerra. Y algunos son también enemigos de los valores de occidente, que es el que ha dado al mundo la democracia y el respeto a los derechos humanos.

Los de la fobia, los justos y solidarios de profesión, nada tienen que decir sobre Cuba, en donde el terror humillante de una dictadura concentracionaria, llega a límites insospechados. Es muy triste que no les importen las personas que carecen de libertad (los verdaderos condenados de la tierra), ya que su narcisismo ideológico y su ceguera voluntaria les proporciona un blindaje contra la realidad.

En fin, ahí siguen estos “fobiómanos” con sus tenores y “tenoras” de sesión continua, con sus manifestaciones, concentraciones y aglomeraciones en las que se ven todo tipo de pancartas, pasquines, eslóganes, consignas, etc, etc, importándoles un bledo, dos cominos y tres dídimos las terribles consecuencias que han traído tales concentraciones.



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