Hay algunos agoreros siempre
dispuestos a dar lecciones de moral internacional, de geoestrategia, de
democracia, etc, que tienen la tendencia a pronosticar todo tipo de males en lo
que ellos llaman “mundo capitalista”: dantescas catástrofes humanas, millones
de refugiados y desplazados, etc.
Lo que subyace en todo esto
es la fobia por todo lo que significan los EE.UU: hay que deshacerse de la
presencia norteamericana como sea y donde sea. No se tolera que hayan
permanecido más de medio siglo en Europa para librarla de la amenaza del
Imperio Soviético. Los de la fobia ya sabemos quiénes son: los que se les llena
la boca con la palabra democracia y aspiran a gobernar no en una democracia
auténtica, sino sustituirla por otro tipo de “democracia”, de la que al parecer
aún queda algún “modelo referencial”.
Los de la fobia “antiusa”, cuyas fibras íntimas de su sensibilidad se
estremecen ante el sufrimiento de los “pueblos”, nada dicen de las hambrunas y
crímenes de los Lenin, Stalin, Mao, Fidel Castro, etc, etc.
Tampoco sus fibras íntimas se estremecen ante la situación de las
comunidades cristiana en países islámicos, que se encuentran en condiciones
infinitamente peores que los musulmanes en países occidentales ¿O es que en
este caso no cabe el “multiculturalismo identitario”? En una palabra: son falsos e hipócritas, más
enemigos de los EE.UU. que de la guerra. Y algunos son también enemigos de los
valores de occidente, que es el que ha dado al mundo la democracia y el respeto
a los derechos humanos.
Los de la fobia, los justos y
solidarios de profesión, nada tienen que decir sobre Cuba, en donde el terror
humillante de una dictadura concentracionaria, llega a límites insospechados.
Es muy triste que no les importen las personas que carecen de libertad (los
verdaderos condenados de la tierra), ya que su narcisismo ideológico y su
ceguera voluntaria les proporciona un blindaje contra la realidad.
En fin, ahí siguen estos “fobiómanos”
con sus tenores y “tenoras” de sesión continua, con sus manifestaciones,
concentraciones y aglomeraciones en las que se ven todo tipo de pancartas,
pasquines, eslóganes, consignas, etc, etc, importándoles un bledo, dos cominos
y tres dídimos las terribles consecuencias que han traído tales concentraciones.
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