miércoles, 22 de abril de 2020

“La formación de los intelectuales”



Así se intitula un resumen de parte del pensamiento del marxista Antonio Gramsci. Este libro de Ediciones Grijalbo, S.A., 159 páginas, ha sido editado en Barcelona en octubre de 1.974. Sobre este marxista fanático, ya hemos escrito en este blog. Ahora comentaremos cuatro cosas que denotan los grandes errores en los que ha incurrido este pobre hombre. Su historicismo absoluto le lleva a decir, por ejemplo, que cualquier fenómeno tiene que relacionarse con las condiciones históricas en las que se originó dicho fenómeno, queriendo decir con esto que toda comparación entre fenómenos históricos sucedidos en distintas épocas, solamente se les debe atribuir un carácter simbólico. Y dice que este es el caso del cristianismo y del comunismo.

Esta afirmación gratuita que hace este hombre, no es original, ya que Engels en su obra “La lucha de clases en Francia”, que puede considerarse como una introducción a la obra de Carlos Marx, ya habla de este asunto.

La aparición del cristianismo y del comunismo, desde luego no tienen nada que ver por una razón muy simple: uno es de origen divino y el otro es de origen humano y materialista. Dice textualmente que “toda revolución que como la cristiana y la comunista se realiza – y sólo puede realizarse – mediante la más profunda agitación de las amplias masas populares, ha de quebrar y destruir el sistema existente de organización social ¿Quién puede imaginar y prever las consecuencias inmediatas que provocará la aparición en el campo de la destrucción y de la creación histórica de determinadas multitudes que hoy no tienen libre albedrío y poder? Precisamente por no tener ni libre albedrío ni poder, entre otras muchísimas cosas, las multitudes de la Unión Soviética acabaron con el comunismo.

También dice que “los luchadores de la clase obrera son más grandes que los combatientes de Dios”, afirmando también que el obrero tiene un trabajo “monótono como el desgrane de las cuentas de un rosario”.

En fin, este hombre, que en cierto aspecto contradecía a Lenin porque quería implantar el comunismo por medio de  la “rivolta culturale”, en vez de por el terror y la violencia, no comenta las contradicciones de la propia revolución comunista, que son muchas como ya es sabido.



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