miércoles, 1 de abril de 2020

UNA



En recuerdo de Fueteovejuna

Hubo unos tiempos, cuya fecha no voy a concretar porque voy a citarlos como posible ejemplo y eso está prohibido, en que uno de los títulos que se adjudicaban a nuestra  España, era: UNA ¡Qué tiempos! diría yo ahora simplemente, para no correr el peligro de poner a la palabra un adjetivo. Después, vinieron otros tiempos en los que la principal idea era lograr una España DEMOCRÁTICA al tiempo que el concepto UNA, pasaba a ser una antigualla hasta cierto punto despreciable.

Pues bien, los tiempos corrieron y España logró ser DEMOCRÁTICA, lo que sigue siendo hoy. El poder emana del pueblo, que pasa a elegir libremente a sus dirigentes y, en esas estamos, hablando con palabras llanas y creo que inteligibles. Se crearon diecisiete autonomías con sus diecisiete gobiernos y demás parafernalia y eso se consideró que no era de ninguna manera romper España. Y es cierto, pues según la legislación vigente, España seguiría siendo una sola nación indivisible e individida, aunque algunos no quisieron nunca aceptarlo e ilegalmente convocaron y celebraron una especie de ilegal referéndum acompañado de una especie de ilegal independencia. Y vamos a considerar  lo antedicho como una realidad virtual o como se declaró posteriormente en medios jurídicos, una ensoñación.

Los responsables de los actos escuetamente citados anteriormente, fueron detenidos, encarcelados y juzgados como procedía y condenados por un delito cuya magnitud no convenció en demasía a, como ahora se dice, un amplio marco de la opinión.

Se insistió y se insiste en la unidad de España, eso sí, pero queda flotando en el ambiente un amargo clima de fragilidad, ya que alentada por políticos oportunistas, esa idea del federalismo o independentismo, se pone de relieve con más insistencia de la deseada y, tanto nuestra unidad como la forma de gobierno personificada en la monarquía, pasan a ser elementos a batir y abatir, y lo que es más grave, y ya sin duda, por personas que hoy están ocupando cargos dirigentes en el gobierno de la nación.

Pero, y aquí quería llegar, un desgraciado y gravísimo problema, venido de Oriente pero no precisamente portando regalos como los Reyes Magos, se hace protagonista universal en pocos días: se trata de un virus enormemente prolífico, poco conocido y de una agresividad y malignidad sin precedentes. El mundo tiembla y aquí en España, siempre diferente, en vez de afrontarlo y atacarlo desde que es conocido, los responsables de ello se ponen de lado y, en principio, dejan pasar la amenaza y, como para despreciarla y ningunearla, no solo permiten sino que animan a celebrar grandes concentraciones en toda España con motivo del trascendental "Día de la mujer", día de grandes reivindicaciones para conseguir acabar de una vez con el género femenino y cuyo aplazamiento de ninguna manera procedería, pues la alarma ya generalizada internacionalmente, no iba con nosotros y, además por si acaso, ya estaba todo bajo control. Corto aquí porque aunque toda crítica está justificada en estos momentos, tampoco es conveniente cargar las tintas como se hubiera hecho, eso sí, si en esta ocasión los responsables de enfrentarse con el problema hubieran sido de otro bando.

Pero partiendo de España UNA, que es como empezaba el escrito, voy a insistir: hay personajes y grupos políticos que están propiciando las diferencias entre los españoles, intentando ignorar y hasta eliminar si es posible a los adversarios en su afán de dominio...Y tuvo que aparecer esta terrible plaga que, empezando por la salud, está azotando nuestra vidas en todos los aspectos, para que en los españoles vayan apareciendo de nuevo las virtudes que siempre tuvieron y que, distraídos y desconcertados con tanta pelea entre sus dirigentes y tanto dominio de la progresía, se mantenían larvadas y ocultas y así, especialmente la solidaridad, un concepto tan prostituído y utilizado tan torticeramente, aparece y se practica en plenitud, y los españoles, de alguna manera se unen ante la adversidad y vemos día a día verdaderos sacrificios por el prójimo o lo que es lo mismo, por el bien común. Todo el cuerpo sanitario español está dando un ejemplo de entrega a su profesión. Lo mismo las fuerzas de seguridad, el ejército y la ciudadanía en general, todo nos hace pensar nuevamente en la España, UNA que nunca debe dejar de ser. Y de ello y por ello nace esa feliz idea del aplauso y los cánticos desde los balcones que se pide al pueblo y se materializa diariamente a una hora determinada, dedicada en principio con todo entusiasmo a nuestros profesionales de la sanidad, siendo una lástima que nuestro himno nacional esté huérfano de una adecuada letra para cantarlo a pleno pulmón como vimos y escuchamos estos días a nuestros cercanos vecinos italianos.

Termino felicitando a diestro y siniestro, a todos, por las muestras de solidaridad frescas,  generosas, sanas y abundantes que me llevan o nos llevan a pensar que España sigue siendo UNA, pese a quien pese y, será, como decía una canción patriótica de aquellos tiempos que rememoro (ojo, solo rememoro): "en las desdichas, GRANDE."


Francisco Alonso-Graña del Valle

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