viernes, 3 de abril de 2020

Estupidez



La estupidez de muchas personas no tiene límites. Pululan por ahí muchos “pensadores químicos”, algunos aupados a la poltrona gubernamental que, con sus sermones y verborrea populista y demagógica, patrocinan y auspician herejías y violencias por doquier.

Su influencia es tal, que están creando una generación de fanáticas y exaltadas personas que no traerán nada bueno. Con su “policía de pensamiento”, que diría Orwell, controlan todo lo habido y por haber, aunque de esto el “pueblo soberano” ni se entera.

Se creen como auténticos directores del avance y del progreso, y se autocalifican de demócratas. Son petulantes, pedantes, soberbios y arrogantes, pero en el fondo son unos auténticos sátrapas y tiranos enmascarados, que solamente hablan de fascismo, de opresores, de oprimidos, y que ellos, con sus enormes sueldazos, chalets de lujo y vida a la gran Dumont, construirán el “porvenir radiante de Humanidad” y el “hombre nuevo”.

Odian a la religión cristiana (de otras no dicen ni pío), pero ellos mismos tiene una: la del odio. Ya lo decía el criminal Che Guevara: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo . . .”
En fin, ya lo decía el gran Albert Einstein”: “Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro sobre la primera”.



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