martes, 21 de abril de 2020

La hora del bien común



En estos tiempos de gran ignorancia y de imaginación cero, hacer cualquier comentario, por constructivo que sea, sobre la actuación del gobierno en el asunto de la pandemia, es rechazado automáticamente con los calificativos de siempre. Tal parece que estamos en un estado totalitario de corte comunista o nazy. La manipulación es brutal. Ordeno y mando, oiga.

Las bases fundamentales de toda nación normalmente constituida, tales como Sanidad, Trabajo, Justicia, Educación, etc, están bajo una situación de desplome que no se sabe cómo y cuándo se recuperarán, por muchos que diga la nomenclatura del régimen.
Por otra parte, principios éticos y morales, tales como libertad, igualdad, respeto a las personas mayores, etc, etc, prácticamente no existen. Están siendo derribados por la mentada nomenclatura. Y que no se extrañen por lo de “libertad”, vocablo que a todas horas sacan de la manga cuando les interesa ¡Que hable de libertad Pablo Iglesias y su “complexo”, tiene gracia! También tiene gracia que hable de este concepto el que tiene cogido por el narigón.

¿Cuántas denuncias y detenciones llevamos desde que comenzó el coronavirus? Según las últimas noticias casi ochocientas mil, y tres mil detenciones por no querer estar encerrados en casa respetando el confinamiento, que no sabemos cuánto durará, ya que esta reclusión está fatalmente explicada y peor tratada ¿No huele esto a estado policial?

A ver si de una puñetera vez se unen los partidos, dejándose algunos de ellos de sus ideologías decimonónicas y trasnochadas, dejando también aparte sus estratagemas, sus intereses, su verborrea, su populismo, su demagogia, su logomaquia ¿No están hablando siempre del bien común? Pues ahora tienen la ocasión de ponerse a ello.



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