¿Se acuerdan de
aquello de “¡Ya somos europeos!” de la época del felipismo? Seguro que sí.
Incluso había gente que hablaba de los Estados Unidos de Europa, cuando la
realidad era, y es, que sigue habiendo fronteras por mor de nacionalismos y
separatismos.
El genial Albert
Einstein escribía hace noventa años “El mundo como yo lo veo”, Ediciones
Brontes S.L. 2011, 158 páginas, incluida “FONTANA. Títulos de la
colección”, que es una antología de su pensamiento como científico y
humanista. En la página 72 se lee:
“Observaciones sobre
la situación actual de Europa”
“La situación
política del mundo y en especial de Europa se me presenta caracterizada por un
notable retraso en los hechos y en ideas respecto a lo económico, que por su
parte se ha solventado con muchísima rapidez. Los intereses de los Estados
deberían subordinarse a los intereses de una mayoría que se ha vuelto muy
extensa. La lucha por orientar el pensamiento político en ese sentido es
difícil, pues deben superarse tradiciones seculares. Pero de su feliz logro
depende la suerte de Europa, su existencia. Mi convicción segura es que una vez
superados los obstáculos psicológicos la resolución del problema real no será
tampoco difícil. Conseguir la atmósfera idónea será la labor de todos los que
creemos en esto ¡Ojalá que los esfuerzos de todos juntos puedan contribuir a la
construcción de un puente de confianza en los pueblos!”.
Evidentemente habrá
que preguntar a la casta política si cree en la labor de “todos juntos”,
o si cree también en que “los esfuerzos de todos juntos puedan
contribuir a la construcción . . .” Nosotros pensamos que no cree en
esto y en otras muchas cosas más. Veamos.
¿De qué Europa
hablamos, cuando la corrupción de sujetos y “sujetas”, algunos de ellos
pertenecientes a eso que llaman “casa real”, miembros y “miembras” de partidos
políticos, que campan por sus respetos, sin que la Justicia caiga
implacablemente sobre ellos y sin que los gobiernos de turno no hagan nada?
¿De qué Europa
hablamos cuando en un país miembro, como es España, en algunas de sus regiones
se prohíbe el idioma español en las escuelas y en todos los “mass-media”, a la
vez que se inculca al “pueblo soberano” odio, inquina y resentimiento contra
todo lo que signifique España?
¿De qué Europa
hablamos cuando en un país miembro, como España, se permita a ciertos
jefecillos de ese entramado que se denomina autonomías, tener “embajadas” por
medio mundo, con la consiguiente sangría económica que esto supone?
¿De qué Europa hablamos,
cuando en un país miembro, como España, una valiente juez que desenmascara
todas las tramas de corrupción de partidos y sindicatos, es automáticamente
linchada mediáticamente y a lo mejor de otra forma?
¿De qué Europa
hablamos, cuando en un país miembro como España, no hay unión ni igualdad entre
sus habitantes por mor de esos 17 reinos taifas que, entre otras cosas, están
arruinando a la Patria?
Y ya en el asunto del
coronavirus ¡para qué vamos a hablar! Esta pandemia está demostrando que la Unión
Europea no es tal, sino un montaje artificial que se hizo en su día por mor de
aquello de la “Europa del bienestar” y de que “Europa es la solución”.
Paparrucha tras paparrucha. No hay unidad política por mucho que quieran
decirnos lo contrario. Las discrepancias, las divergencias, los resentimientos,
los rencores, los enfrentamientos, las pugnas, los reproches, etc, etc, están a
la orden del día por el asunto del coronavirus.
Por poner un ejemplo
sobre esto que decimos, hace unos días, y como recordarán, los representantes
de los gobiernos de Italia y España abandonaron la mesa de negociación por
culpa de negarse Holanda y Alemania al asunto de los “coronabonos”, que
supondría una ayuda para los países que estuviesen en peor situación por motivo
del virus.
En fin, visto lo
visto, ¿dónde demonios están la “Europa del bienestar” y la de la “Solución?
No hay comentarios:
Publicar un comentario