Y seguimos con la influencia soviética sobre la II
República española que, como ya hemos dicho varias veces, se sigue omitiendo
por los “historieteros” de ahora.
Como decíamos en el anterior
artículo, en éste veremos someramente lo que decía Julián Besteiro
ante la terrible situación de aquellos años.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, el
socialista profesor de Lógica Julián Besteiro Fernández, era uno de los pocos
mandatarios de aquella nefasta República que tenía los pies en el suelo y la
cabeza sobre los hombros, pues se encontraba desmarcado de los odios que
existían y se fomentaban en la España de aquellos años, lo que le valió el
desprecio de sus propios compañeros de partido. El mismo Indalecio Prieto
reconoce que “ningún socialista fue tan ferozmente combatido como él
por sus propios compañeros” ( I )
Entre 1925 y 1932 fue presidente del PSOE, así
como de la UGT que era, y es, el sindicato de dicho partido, y fue la figura
indiscutible de la huelga revolucionaria de 1.917, dato este que se ha borrado
de la historia.
Son varios los motivos por los que este
bondadoso y pacífico miembro del PSOE ha sido descabalgado de la reciente
historia de España. Quizá el motivo principal sea el de no haber aceptado que
su partido se afiliase a la Internacional comunista y no aceptar las
imposiciones de Lenin, a la par que condenaba ya en aquellos años el sistema
soviético.
Otro de dichos motivos también puede ser que
defendía a la Guardia Civil. Así lo reconoce Azaña:
“Hay socialistas que no son enemigos de la
Guardia Civil, por ejemplo, Besteiro, que hace tiempo me dijo: ‘Es una máquina
admirable. No hay que suprimirla, sino hacer que funcione en favor
nuestro”. También dice que Besteiro estaba “muy apartado
de las cosas de su grupo parlamentario”, diciendo luego que “no son
hombres de gobierno”( I I )
En este mismo libro, cuenta Azaña que
Besteiro se quejaba “del aislamiento en que se le tiene, de que no
despachan con él los ministros . .” ( I I )
En la página 223 cuenta Azaña que le dijo a
Largo Caballero que temía por la dimisión del Presidente, es decir, de
Besteiro. Largo contestó:
“¡Déjelo usted que se vaya de una
vez!”. Y sigue Azaña:
“Luego pasé yo al despacho de Besteiro. Aún
estaba furioso. Dijo que Fernando había procedido como tonto que es, y que
quizá no era todo tontería, sino maldad, pare echarle encima el grupo
socialista”.
Refiriéndose a la
intervención de los comunistas, nos cuenta en la página 227:
“No he salido de mis habitaciones en toda la
mañana; cerca de las dos viene el director general de Seguridad, que me informa
de los trabajos de organización que está haciendo y del nuevo servicio para
investigar el comunismo en el ejército”.
( I ).- “Las
tres Españas del 36”, autor Paul Preston, Editorial Debolsillo, página
232.
( I I ).- “Memorias políticas y de
guerra”, Tomo I I, Ediciones Río Saja, diciembre 1.976, páginas 11, 34, 211
Continuará.
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