Otra de las artimañas de los manipuladores es el lenguaje, del que se valen
para convertir la verdad en mentira, y viceversa. Para esto recurren al
populismo, a la demagogia, a la logomaquia, al calambur, incluso llegan exponer los asuntos de forma
sentimental cuando interese.
Para conmover y dominar al “pueblo soberano”, estulto e ignorante que no se entera de nada, cuentan con varios medios, entre ellos la siembra del temor, del miedo, del pavor, del pánico, de la alarma, de la angustia, de la inquietud, etc, etc., valiéndose de la propagación de rumores, bulos y falsedades que dice “la gente”, o el “ente”, preñadas de un intencionalismo ideológico subliminal, subrepticio y oculto, que no aclaran las cuestiones, ni resuelven los problemas.
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