Quizá lo más significativo
del comunismo es que ensalza con verdadero fanatismo su moral, a la que
califica, entre otras muchas cosas, de verdadera, definitiva, y sobre todo, de científica,
ya que está basada en la “teoría científica” del materialismo histórico.
Si se repasan y analizan un
poco los hechos que alega el marxismo, se verá que no constituyen demostración
alguna de dicho materialismo histórico, sino todo lo contrario. El problema
básico reside en el asunto del origen del espíritu humano, es decir, del
“salto” desde el “animal superior” al hombre.
El materialismo
histórico-dialéctico, dice que las causas y razones de este “salto” son el
trabajo y la construcción del primer instrumento de trabajo. Como es obvio y
lógico, aquel animal superior o ser primitivo tenía una idea o imagen del
instrumento u objeto que iba a producir, asunto este que no es posible en los
animales. Luego este “ser primitivo” es ya una persona al fabricarse los
instrumentos de trabajo.
Por otra parte, no cabe duda
de que, al fabricarse dichos instrumentos, implica la comprensión del fin para
el que se han fabricado y del por qué. Por lo tanto, aquí ya hay inteligencia.
Esto quiere decir que, tanto el trabajo como en la economía en
la que está basado, no son causas, sino efectos de la inteligencia. Si esta no
existe, nada sería posible.
El verdadero progreso, no el
“progresismo”, tanto económico, técnico,
cultural, social, etc, sólo ha sido posible porque la persona precisamente
tiene esa inteligencia que le hace comprender la naturaleza de las cosas y sus
leyes. Es obvio que existe un paralelismo entre el progreso que citábamos antes
y el desarrollo de la inteligencia, pero de este hecho se saca la conclusión de
que las condiciones materiales son para la inteligencia una clara ocasión para
manifestarse, dándole una gran oportunidad para que se ejercite y se
manifieste.
Continuará.
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