Como decíamos en la anterior entrega, Lenin fue el
“Conducator” de Petrogrado al llegar allí el 16 de abril de 1917. En la
mismísima estación de ferrocarril pronunció un breve discurso en el que ya se
podían ver los fines de la revolución que defendía:
“Lo que el pueblo necesita es paz, pan y tierra. A vosotros en cambio os dan guerra, hambre y escasez, mientras la tierra sigue en poder de los propietarios. Marineros, camaradas: tenemos que luchar por la revolución socialista, luchar hasta el fin, hasta la victoria total del proletariado. ¡Viva la revolución social y mundial!”.
A partir de entonces, los bolcheviques comenzaron a crear los soviets de
obreros y soldados por casi toda Rusia. Esto trajo como consecuencia la
indisciplina en el ejército, ya que toda manifestación de respeto a la
autoridad o jerarquía, quedó terminantemente prohibida.
Se creó un enorme ejército, con millones y millones de hombres que provenían
del campo, lo que trajo como consecuencia una total y absoluta desorganización
de la vida campesina. Los asaltos, motines, desórdenes, etc, estaban a la orden
del día. Estas cosas, y otras, provocaron el enfrentamiento entre mencheviques
y el partido socialista-revolucionario. Ante esta situación, Lenin dijo:
“El proletariado revolucionario (bolchevique) después de esta experiencia
debe directamente apoderarse del gobierno; si no lo hace no es posible la
victoria de la revolución”.
En el mes de setiembre se proclamó la república. La influencia de los
bolcheviques sobre obreros, campesinos y soldados fue enorme. Lenin
anunció la conquista del poder. Al mismo tiempo Trotsky, que era el presidente
del soviet de Petrogrado, organizó y dirigió la insurrección social. El
resultado ya se sabe cuál fue: después del asalto al Palacio de Invierno, los
bolcheviques se hicieron con el poder en la mañana del día 8 de noviembre de
1917. Lenin decía en un comunicado:
“El gobierno ha sido derrocado. El poder ha pasado a manos del comité
militar revolucionario de Petrogrado, que se halla al frente del proletariado
de la ciudad y de su guarnición. Todos aquellos puntos por que se ha batido el
pueblo – proposiciones inmediatas para la consecución de una paz democrática,
supresión de la propiedad de la tierra, control de la producción de los
obreros, creación de un gobierno democrático - están plenamente
asegurados”.
Como puede verse, comunicado de gran demagogia.
El 9 de noviembre se creó un nuevo gobierno siendo designado presidente
Vladimir Ilicht Ulianof, alias Lenin. Dicho gobierno estaba formado por Rykof,
encargado del interior; Miliutin, agricultura; Krylenko, guerra y marina;
Noguin, comercio e industria; Lunatcharsky,
instrucción pública; Skvortzov, finanzas;
Trotsky, relaciones exteriores; Teodorovicht, aprovisionamiento y Stalin,
nacionalidades. Además de éstos, figuraban también Awilof, Lomof, Ovusejensko y
Schlanikof
Señalamos en rojo a Lunatcharsky (en la foto con Lenin) porque durante su
período tuvo lugar el “juicio contra Dios por sus crímenes contra la
Humanidad”. Como ya es sabido, el día 17 de enero de 1918, tuvo lugar la
“ejecución” de Dios: un pelotón de fusilamiento lanzó unas ráfagas de
ametralladora sobre el cielo de Moscú. La prensa soviética nunca informó si
alguna de las balas de esas ráfagas había dado en el blanco.
Otro dato curioso sobre este sujeto es que fue nombrado por Stalin embajador en
España en el año 1933, puesto que no llegó a ocupar porque le sorprendió la
muerte en Francia.
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