Lenin
odiaba a la burguesía. Estuvo deportado en Siberia de la que huyó y se exilió en Suiza. Posteriormente se
fue a Londres y desde allí, en medio de una sociedad burguesa, publicó libremente
numerosos escritos que no fueron sancionados disfrutando de una libertad que no
existiría bajo ningún concepto en el sistema marxista que defendía. En estos
escritos ya hablaba del uso y empleo de la fuerza para conseguir el poder.
Contó con la colaboración de León Bronstein
(“Trotsky”) que, al igual que él, también estuvo en Siberia, fugándose
posteriormente a Londres, colaborando con Lenin en la publicación y redacción
de Iskra.
El fin de Trotsky ya sabemos cómo ocurrió: fue asesinado en Méjico por el
comunista español Ramón Mercader cumpliendo órdenes de Stalin.
Por
aquel entonces, Lenin asume la jefatura y dirección del partido bolchevique,
partido que seguía fielmente su doctrina: imponer la revolución armada, a la
vez que la dictadura política y económica.
Para
conseguir recursos económicos con los que mantener el partido recurrió al
asalto a mano armada, cosa que calificó como “expropiación”. Los
mencheviques calificaron a Lenin de “jefe
de los bandidos”.
Sobre
tales expropiaciones, cuenta Henri Rollin en su obra “La revolución rusa. Su génesis histórica”, Tomo I I, Edit. España,
Madrid, 1931, páginas 120 y 121, lo siguiente:
“La expropiación
de la banca de Helsingfors a principios de 1907 tuvo tal resonancia, que el
congreso celebrado en Londres el mismo año por el partido social-demócrata ruso
prohibió terminantemente tales prácticas. Poco le importaron a Lenin estas
censuras y las expropiaciones continuaron”.
Sigue
comentando Rollin otra expropiación, en este caso la del banco de Tiflis:
“Varios bolcheviques fueron, en efecto,
detenidos en el extranjero cuando intentaban colocar los billetes expropiados al banco de Tiflis, y entre
ellos uno de los futuros comisarios del pueblo de la Unión Rusa Soviética
Socialista.
El 13 de junio de 1908, a las 10 de la
mañana, el cajero del banco del estado de Tiflis, transportaba en un coche
341.000 rublos que acababa de recibir de San Petersburgo. Iba escoltado por un
escuadrón de cosacos y por otro coche lleno de guardias armados. En pleno
centro de Tiflis les fueron arrojadas bombas desde un tejado, mientras que unos
transeúntes empezaban a disparar contra los cosacos con sus pistolas. En medio
de la confusión general, un individuo vestido de oficial descendió de un coche,
se apoderó del dinero y huyó. Dicen que fue Stalin quien lanzó la primera
bomba; pero más bien parece haber sido el organizador de la operación. Lenin
fue quien hizo traer las bombas del extranjero. Más de cincuenta personas
fueron muertas o heridas durante esta expropiación”
Continuará.
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