El
título completo del libro es “Gorbachov Mijail. La vida de un estadista
contaba por SCHMIDT-HÄUER”, Editorial Gedisa, abril 1988, 273 páginas
incluida Cronología.
El libro consta de 10 Capítulos con sus correspondientes apartados. Dentro del Capítulo tercero destacaríamos el apartado intitulado “El legado de Lenin, la herencia de Stalin, la carga de Gorbachov: de la nueva economía política a la camisa de fuerza del sistema de planificación central”, páginas 47 a 54. En las páginas 50 y 51, nos comenta el autor:
"Si el desarrollo de las economías
colectivas y de los soviets sigue con su ritmo creciente, entonces no hay
motivo para dudar de nuestro país será, digamos en tres años, uno de los más
ricos en cereales, si no el más del mundo.
Eso fue, a decir verdad, un delirio de
grandeza: la Unión Soviética debe importar cereales hasta el día de hoy. El
efecto de lo que un escritor denominó una vez ‘ la venganza sangrienta del
Partido contra los campesinos’ dura hasta la generación presente. Sin embargo,
el déspota georgiano predijo en 1931, como si hubiese presentido la invasión
alemana en 1941, en forma realista y casi profética:
Tenemos un atraso de entre cincuenta y
cien años respecto a los países más adelantados. Debemos cubrir esa distancia
en diez años. O lo logramos o seremos despedazados”.
En
el Capítulo 9 intitulado "EL cambio de fuerzas en la cumbre Kremlin: Los
nuevos hombres detrás de Gorbachov”,
páginas 150 a 190, se lee en las 154 y 155:
“El número de las fábricas atrasadas en la
región no es menor, la productividad del trabajo aumenta sólo lentamente, las
posibilidades del potencial industrial es un mal utilizadas, los planes en la
toma de posesión de los fondos no son cumplidos. Ocurre que las viviendas, así
como los objetivos culturales y sociales son entregados con carencias y
errores, y que las fuerzas y recursos son desviados para las construcciones fuera
de los planes. La producción promedio anual de los cultivos de cereales, papas
y verduras por hectárea, así como la fertilidad de los suelos regados, ha retrocedido
en comparación con el Décimo Plan Quinquenal... Los oradores consideran
especialmente necesario eliminar en forma activa el formalismo en el trabajo
ideológico; superar el retroceso de la propaganda y agitación, que se ha
colocado por detrás de los problemas reales e importantes para la vida; desarrollar
en los cuadros la capacidad de valora objetivamente y con autocrítica los
resultados de su actividad; mantener una actitud sin compromiso frente a las
omisiones y transgresiones, y combatir decididamente todas las manifestaciones
antisociales. . . Fue señalada la necesidad de activar el trabajo para prevenir
los delitos, para eliminar todas las posibilidades del robo, los informes de
producciones engañosas, las falsificaciones en los planes y la especulación . .
.”
En fin, esta era la Unión Soviética
a la que tanto se veneraba en la Segunda República Española. Recomendamos leer
este magnífico libro.
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