Aunque no somos aficionados a ese “deporte” que llaman
fútbol, vamos a dedicar unas líneas, no al citado “deporte”, sino a una persona
relacionada con este juego que destacó por su humanidad, honradez, honestidad,
sencillez y bondad. Nos estamos refiriendo a D. Santiago Bernabéu, que fallecía
tal día como hoy, 2 de junio, pero de 1978. Se cumple, por tanto, el cuadragésimo
segundo aniversario de su fallecimiento.
Bien es verdad que cuando éramos jóvenes nos gustaba
este juego. Pero en aquellos años era un verdadero deporte que unía, hermanaba
y no separaba, como hoy. Además, en estos momentos, no solamente no une, sino
que sirve para violencias y enfrentamientos, incluso políticos. A tal efecto,
un catedraticoide de la Universidad de Oviedo, dijo en su día en clase que los
forofos y simpatizantes del Real Madrid, eran unos fachas. Sin comentarios.
Dicho lo anterior, vayamos con D. Santiago. Muchas
fueron las virtudes de este hombre, virtudes que deberían copiar algún que otro
presidente del club al que tanto quiso.
Para empezar diremos que a pesar de haber manejado
miles y miles de millones de las antiguas pesetas, nunca sustrajo ni una para
su cartera. No cobró jamás comisiones por nada, así como tampoco se benefició de su influencia para hacer todo
tipo de negocios. No permitía que jugadores
y público insultasen, mediante gestos o palabras, a los jugadores del equipo
contrario. En el vestuario eran famosas sus “santiaguinas”, que eran pequeñas
reprimendas que hacía a los jugadores, cuando las cosas iban mal, pero lo hacía
como un padre que se dirigiera a sus hijos.
En Santa Pola,
donde veraneaba y pasaba temporadas, se dedicaba a pescar en un modestísimo
bote. Aquí no había yates ni embarcaciones de lujo. En su palco no había
lameculos ni gente interesada, como por ejemplo políticos, constructores y
demás. Cuando falleció, no dejó ningún tipo de patrimonio, como lo demuestra
que los directivos del Real Madrid, tales como Raimundo Saporta, De Carlos, que
luego sería presidente, y otros, ayudaron económicamente a Doña María, su viuda.
Otra virtud de este hombre fue la sencillez.
No le gustaban la soberbia, la presunción, la pedantería, el boato, la vanidad y la ostentación.
Con
todas estas virtudes hizo del Real Madrid el mejor equipo del mundo con un
historial prácticamente inalcanzable.
En fin, estas son unas pinceladas de una persona que,
por otra parte se sentía español. Dios le guarde, Don Santiago.
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