jueves, 4 de enero de 2018

“1984. Carta a Fidel Castro” ( y I I )


Así se intitula el libro de Fernando Arrabal, Editorial Playor, 1983, 116 páginas. La obra la escribió el autor con motivo de cumplirse el 25 aniversario de la toma del poder por parte de Fidel Castro: 1 de enero de 1984. Pero a su vez, entrelaza sus comentarios y descripciones con la obra de George Orwell “1984”.


Como decíamos en la anterior entrega, la forma de escribir del autor es muy original. Y continuamos transcribiendo lo que dice Fernando Arrabal en este libro. De las páginas 12 a 15 se puede leer:

“Los «cuadros» cubanos se cuadrarían ante este apo¬do como hoy lo hacen, con fervor, ante el de LIDER MAXIMO, y aun lo harían, con más unción,
si supieran que esta apelación no es sino una traducción hispánica, aunque muy libre, del nombre del tirano de 1984.
Que si la adulación no se excede en absurdo y humillación puede parecer burla o por lo menos desacato en la Cuba de hoy.
¡Pesadilla de araña en una isla de luto!
Vd., cuando era un adolescente bien plantado, soñaba con el fin de los privilegios y las regalías, pero hoy, mal plantado a la cabeza de Cuba, se planta en el pecho como cebollas y en su biografía como parches una serie de títulos, medallas de chocolate, cargos y dignidades que hubieran codiciado El Sol Radiante de la Pampa o el Emperador Bokasa de la República Centroafricana:
Campeón cubano de pesca de alta mar,
Legendario jugador de baloncesto,
Primer artillero a bordo de tanque del universo; de un solo cañonazo hundió el barco «Houston»,
Vencedor del trofeo Hemingway,
Único y exclusivo utilizador del distintivo militar diseñado especialmente para Vd.,
Doctor honoris causa en marxismo científico, Etcétera.
«Big brother», confirma Orwell, «es infalible. Todo triunfo, toda realización, toda victoria, todo descubrimiento científico, todo conocimiento, toda sabiduría, toda felicidad, toda virtud, son considerados como emanación directa de su dirección y de su inspiración».
Eterno discurso de sus servidores en un mundo de substancias arrancadas agonizando entre jabones de cenizas y hollín.
Sus títulos hazmerreír.
como un caleidoscopio envían su imagen de un espejo a otro, deformándola.
Vd. se los otorga con la esperanza de agigantarse, pero se enanece a ojos vista.
Si hubo monarca español del que se dijo, con sorna, que era como un pozo, que cuanta más tierra perdía mayor era su gloria, de Vd. se puede afirmar, con justicia, que es el gobernante que cuantos más honores se encola, más deshonrado aparece.
Entre grandes flores desdentadas su monumento sin raíces se descompone gangrenado.
¡Tanto lucimiento para empresa tan deslucida!
Su empeño causa furor, luego risa y por fin dolor y pena.
Le imagino
solo,
acosado,
en guardia y acechando,
preguntándose dónde está la frontera entre la devoción excesiva y el vituperio mordaz,
desconfiando del hoy y del mañana, de los que le tutean y de los que le torean;
parapetado detrás de la guardia pretoriana más numerosa del mundo, vulnerable,
y por ello acaparando cargos que como murallas construidas sobre arena se pueden desmoronar al primer soplo de libertad.
Necio orgullo si no fuera declarada y vertiginosa debilidad.
Cerrada bodega repleta de ruinas barnizadas. Dígame:
¿de qué le sirve el cargo de «Supervisor-del-Minis- terio-del-Interior-con-autoridad-por-encima-de-la-del- Ministro-del-Ramo» a Vd. que ya posee los más altos?:
Presidente de la República
Primer Ministro
Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.
Presidente del Consejo de Estado
Comandante en jefe de todas las Fuerzas Armadas
Presidente del Consejo de Ministros Etcétera.
Pasmosos parapetos de pacotilla que los parásitos de su partido pavimentan para paralizarle en su paranoia, o que Vd. mismo se paga con el patrimonio de su patria para parecer.

¡Patético patán!
Enclaustrado en su escondrijo, Vd. sueña con su funeral y oye la acusación universal de su obra.
Y tan cerca la escucha que distingue las voces de sus
lacayos fiscales
pero sin identificarlos.
¿Cuál de ellos denunciará sus crímenes como un «krutchef» cualquiera?
¿Será Carlos Rafael Rodríguez, su ministro, que ya lo fue del dictador Batista?
El anti-castrismo
¿alcanzará el nivel rojo del anti-estalinismo de Krutchef o el amarillo del anti-maoísmo del Pekín actual?
¿Cuántos millones de muertos le empaquetarán bajo su losa cuando ya tenga la boca sellada para siempre?
El generoso pueblo cubano trazó en las fachadas de sus casas a la caída del dictador Batista:
Fidel ésta es tu casa; y Vd. entró a saco en ellas.
No pudiendo compartir con Vd., que todo lo avasalla,
su propio cuarto transformado en cuartel, un cuarto del país se escapó para no ser vasallo”.

Y terminamos con lo que se lee en las páginas 115 y 116:


"Los soldados comunistas cubanos, sometidos a una férrea disciplina, son hoy los mercenarios más conquistadores del Kremlin. En estos diez últimos años son los que más victorias y tierras han dado al Imperialismo Soviético. Son los que más nos amenazan y no tan sólo porque adoctrinen y armen en sus campos de entrenamiento a la mayoría de los terroristas (incluidos los de ETA)".


En fin, no merece la pena seguir contando barbaridades de este sátrapa desaparecido. Lo peor es el pueblo cubano que siguen en la más absoluta miseria, amén de otras cosas.





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