Como ya saben, aunque poco se comente, Sudán es un país de conflictos por motivos económicos, religiosos, sociales, etc, entre los habitantes del norte, árabe-musulmanes, y los del sur, muchos de ellos de religión cristiana, lo que trajo como consecuencia guerras civiles, como la que tuvo lugar durante el período 1983-2005.
¿Cómo se entiende que este país árabe, que es una amenaza para sus vecinos, que ataca y masacra a sus propios ciudadanos, que no cumple con los Derechos Humanos, etc, etc, cómo se entiende, repetimos, que nadie se acuerde de él? ¿Será por su petróleo?
El sur de Sudán es una gigantesca reserva de petróleo casi sin explotar. El régimen fundamentalista concedió en su día parte de los derechos sobre el petróleo a la firma francesa Total Fina Elf.
El gobierno de este país africano obligó, y obliga por la fuerza de las armas a los habitantes del Sur a convertirse al Islam. Lleva en tal empeño muchos años y ha ocasionado millones de muertos a los sureños que, obviamente, presentan su resistencia armada.
Como el tiempo pasa, urge una solución final: el problema religioso de los sureños tiene que quedar resuelto.
El gobierno de Jartum tiene suficiente poder militar para exterminar a los sureños. A Francia le interesa que la comunidad internacional se olvide de Sudán. Conviene recordar que hace unos años los franceses, apoyados por China y Rusia, instalaron en la presidencia de la Comisión Ejecutiva de los Derechos Humanos a un representante de ¡¡¡¡¡ Libia !!!!!, excluyendo a los EE.UU. Es decir: el gobierno de Sudán podrá seguir masacrando a las minorías religiosas sureñas. No habrá ni protestas ni intervenciones internacionales. Para el pacifista Chirac fue una bagatela la persecución y masacre de tales minorías. . . Mientras tanto, los pacifistas siguen desfilando por medio mundo y los sudaneses siguen muriendo ¿Cómo pueden los corresponsales de guerra ignorar esto? ¿Será porque aquí no intervienen los EE.UU.?
Sin embargo, hay tropas chinas apostadas para defender los pozos petrolíferos que han sido asignados a la canadiense Talismán Energy y a la china China Petroleum. Parte de las gigantescas inversiones que estos dos países están haciendo para controlar el petróleo sudanés, son desviadas por el gobierno del Frente Nacional Islámico para la compra de armas que luego serán empleadas contra la población del Sur. ¿Por qué esta historia es ignorada?
¿Cómo pueden los grupos mediáticos nacionales y extranjeros ignorar al país más grande de África, en el que han muerto más personas que en todas las guerras de la ex Yugoslavia?. . . ¡No a la guerra! . . .¡No a la guerra! . . ¡No más sangre por petróleo! . . .¡Farsantes! . . .
¿Dónde están los manifiestos de Rosa Regás y de Botto pidiendo la soberanía y la autodeterminación del pueblo sudanés? ¿Por qué no denuncian a quienes se quieren apropiar del petróleo de Sudán? ¿Sólo el petróleo de Iraq es el que vale?
Cuando en 1988 la ciudad kurda de Halabja fue masacrada con armas químicas por el tirano Saddam con un saldo de 5.000 muertos, uno de los proveedores que vendieron a Saddam el armamento empleado en aquella hazaña fue la España gobernada por el PSOE. ¿Salió alguien a la calle con ¡No a la guerra!?
Es repugnante ver como millones de personas se manifiestan por casi todo el mundo movidos por los hilos de un gigantesco guiñol que no persigue la paz, sino objetivos completamente distintos.
También es repugnante ver como Francia dijo también no a la guerra de Iraq porque tiene allí una fuerte inversión (petróleo y armamento) y, sin embargo, mantiene a 30.000 soldados en Costa de Marfil custodiando sus inversiones con acciones violentas
Igual repugnancia produce la actitud de Rusia que también declara no a la guerra porque tienen que encubrir sus negocios de armamento y de petróleo con Bagdad.
Lo que no se entiende muy bien es ver en las manifestaciones no a la guerra gente joven con la imagen de Che Guevara. Lo lógico sería que llevasen una imagen del político indio Gandhi . . .Pero no, llevan la del “Che”. En 1967 decía el argentino en el “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”:
“El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo bruta”.
¿Sabrán estos jóvenes a quién llevan en sus pancartas? Probablemente no. La desastrosa educación que se está impartiendo, comienza a dar sus frutos.
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