martes, 2 de enero de 2018

“1984. Carta a Fidel Castro” ( I )


Como decíamos en nuestro artículo “Castrismo: 58 años de dictadura”, insertado ayer, vamos a dedicar unos artículos al libro “1984. Carta a Fidel Castro”, autor Fernando Arrabal, Editorial Playor, 1983, 116 páginas. La obra la escribió el autor con motivo de cumplirse el 25 aniversario de la toma del poder por parte de Fidel Castro: 1 de enero de 1959. Pero a su vez, entrelaza sus comentarios y descripciones con la obra de George Orwell “1984”.


Fernando Arrabal, nada sospechoso de fascista, como es sabido sobradamente, nos cuenta en este libro las mentiras, embelecos, engaños, represión, terror y privilegios del régimen castrista. Vamos a transcribir a lo largo de varios capítulos, lo que escribe Fernando en el citado libro. Como verán, la forma de escribir del autor es muy original. Dice así:

“Primer día de «1984» y último del primer cuarto de siglo de gobierno castrista

Señor Don Fidel Castro Ruz 
Cuba

Carísimo Señor:

Con la misma loca esperanza y el mismo temor con los que ayer escribí al general Franco, hoy me dirijo a Vd., Caudillo.

Escuche esta frágil voz que le llega estremecida. Que no le valga a su corazón la coraza ni a la razón la sinrazón de su causa.

Reconozca mi recado entre el clamor vocinglero de sus cortesanos.
¡Que es de ver el servilismo que a su carruaje se ha engrudado!
De sol a sol, disfrazado de guerrero, su apariencia todo lo dice y todo lo alcanza, que el uniforme sí hace al comandante.
Vd. vive embutido en la violencia, nunca satisfecho, ni aun cuando la guerrilla se transforma en guerra.

Como si la saña, centrípeta, lo arrebatara.
Ronco caballo tuerto que ya no conoce de ternuras, ahogado por una agria catarata.
Promete Vd. matar
a las «ratas intelectuales», e incendiar
‘todo el continente americano” porque se está consumiendo en vida.
¿Tanto sufre?
¿Tan triste es su existencia que ya sólo concibe el asesinato y la quema?
¿Dónde ha ido a parar el potro conmovedor que anunciaba la aurora? ¿Qué fue del hombre que susurró antes de tomar el poder:
«Se coge cariño a la gente y uno se imagina que siempre les quiso»?
Ayer,
rumboso cubano de a pie, sin corona,
ni baratijas, ni barba, Vd. escribió:
«Los sentimientos son cosa indestructible como el diamante más puro», pero años después, entronizado,
mandó torturar al poeta Heberto Padilla hasta obligarle a recitar la más abyecta confesión pronunciada en lengua española tras la Inquisición.
El poeta conoció el peso de sus puños y el refinamiento de sus suplicios.
Heberto Padilla estaba sangrando, enchiquerado,
y esposado,
cuando Vd. pasó a leerle la cartilla en el calabozo. Que la cobardía también se aprende en los salones del Poder Totalitario.
¡Cómo se encrespan los tribunales mohosos!

Hoy, primer día de 1984, entramos en 1984, de Orwell;
la novela se yergue en profecía cuando, entre mil reflejos, vemos alzarse tras la «Semana del Odio» del libro, las exposiciones «Odio al enemigo» que en la Cuba de hoy brotan por doquier, a toda hora, y por orden suya.
«El odio infinito al enemigo es la semilla del socialismo» proclama su ministro de Educación, José Ramón Fernández.
La Isla marchita con semejantes abrojos habla por sí misma, elocuentemente, de su juicio ajado.
Cuba ha adoptado ya las expresiones de la nueva lengua —la «novlen»—. Orwell imagina el Ministerio de la Abundancia titulado MINIPLEN; el de la Paz, MINIPAX o el de la Verdad, MINIVER,
como en la Isla hoy al Ministerio de la Salud Pública se le llama MINSAP; al del Interior, MININTER, o al del Ejército, MINFAR.
Bizarrías y rebotes harto más reveladores que imprudentes.
Le escribo con amor, pero con firmeza; le contemplo con misericordia, pero con respeto; que todo ser humano merece que se conquiste su discernimiento incluso si no se vence su frenesí.
Hoy, que se cumple su primer cuarto de siglo
de gobierno, su edad también merece respeto pues pronto alcanzará la meta de sexagenario, como ya consiguió el mote de
‘héroe de la Unión Soviética’ y la no flaca hazaña de encarnar, en la Cuba oficial, el mito de la
‘Juventud Rebelde’.
El título que mejor cuadrara en verdad, a su gesta y a sus gestos, es el que hubiera podido otorgarse sin molestias, pero con modestia:
BIG BROTHER”


Continuará.





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