Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos cómo el teatro se hizo un asunto popular gracias al sevillano Lope de Rueda que, al igual que Shackespeare y Moliére, fu autor y actor de sus obras dramáticas.
Si bien es verdad que sus obras no alcanzaron en España la altura y el esplendor que alcanzaron las de Shackespeare y Moliére en Inglaterra y Francia respectivamente, Lope es el primer dramaturgo cuyas obras salen a la luz del día, ya que en aquellos tiempos tales obras se ocultaban en las casas palaciegas, o se representaban, al decir de Cervantes, en escenarios compuestos “de cuatro bancos en cuadro y cuatro o seis tablas encima, con que se levantaba del suelo cuatro palmos”
Lope de Rueda, nacido en Sevilla 1510, y fallecido en Córdoba en 1565, fue el primero que hizo del teatro una institución popular. Creó obras que se representaban en las plazas delos pueblos, siendo los espectadores públicos los que dictaban el veredicto sobre la calidad de la representación.
Sus obras se clasifican en comedias, coloquios pastoriles y pasos. De las comedias se destacan “Los engañados”, “La medora” y “Eufemia y Armelina”. En los coloquios, es donde se ve el gran talento poético de Lope. De los pasos, obras originales del literato, que eran composiciones de diálogo para entretener al público en los entreactos, destacan “Prendas de amor” y “Las aceitunas”.
La primera tiene por argumento la discusión acalorada que entablan dos pastores sobre cuál de los dos es el más favorecido por una pastora.
En las “Aceitunas” se ve la discusión que tienen los esposos Águeda y Toruvio, su hija Mencigüela y el vecino Aloja, por el precio al que han de venderse unas aceitunas, cuyos olivos acaban de plantar.
Si bien es verdad que en sus comedias se ve la influencia italiana, en los pasos comienza a verse el teatro español, que tanto encumbraron Lope de Vega y Calderón de la Barca.
Vean un somero diálogo de las “Aceitunas”, así como la conclusión a la que llega el vecino Aloja:
“Águeda.- Marido , ¿no sabeis qué he pensado? Que aquel renuevo de aceitunas que plantastes hoy, que de aquí a seis o siete años llevará cuatro o cinco hanegas de aceitunas y que poniendo plantas acá y planta acullá de aquí veinticinco o treinta años ternéis un olivar hecho y drecho.
Toruvio.- Eso es la verdad, mujer, que no puede dejar de ser lindo.
Águeda.- Mira, marido, ¿ sabéis qué he pensado? Que yo cogeré el aceituna, y vos la acarrearéis con el asnillo , y Mencigüela la venderá en la plaza ; y mira, mochacha, que te mando que no las des menos el celemín de á dos reales castellanos”.
El vecino Aloja este diálogo familiar, dice:
“Hora por cierto, que cosas vemos en esta vida que ponen espanto. Las aceitunas no están plantadas y ya las habemos visto reñidas”.
En la próxima entrega veremos algo de la dramática nacional.
Continuará.
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