En el artículo anterior, veíamos que estos pedantes marxistas decían al hablar de la obra “La revolución rusa de Lenin a Stalin, de 1917 a 1929”, que su autor, E.H. Carr, era “uno de los mejores especialistas en temas soviéticos”.
Quisiéramos hacer una matización archicomentada sobre “prestigioso” o “especialista”. Sabido es que estos dos conceptos son relativos. Y decimos relativos porque mientras para unos son “prestigiosos historiadores” los Tuñón de Lara, Santos Juliá, Javier Tusell, Paul Preston, Ian Gibson, Gerald Howson, para otros lo son H. Thomas, Pierre Broué, Stanley G. Payne, Gabriel Jackson, los hermanos salas Larrazábal, César Vidal, Burnett Bolloten, Pío Moa, Angel Maestro, Fernando D. Villanueva, etc. ¿Por qué se les aplica los calificativos antes mencionados? ¿Por intereses políticos e ideológicos? ¿Por sus títulos universitarios? ¿Por estar en posesión de alguna cátedra? Esto, evidentemente, no se sostiene: los Euclides, Pitágoras, Jenofonte, Flavio Josefo, Herodoto y un largísimo etcétera no tenían ningún título universitario. Si así fuese, Pío Moa no vendería ni un solo libro. Si se considera el prestigio y la especialidad por los títulos poseídos, entonces César Vidal, a sus 60 años (nació en 1958), sería el rey: Doctor en Historia, Teología y Filosofía (doctorados obtenidos en Estados Unidos), licenciado en Derecho, ha impartido clases en diversas universidades de Europa y América y es miembro de prestigiosas entidades académicas y autor de más de ¡¡¡ 125 libros !!!, entre ellos “Checas de Madrid”, que supongo conocerán, libro comentado en este blog con fecha 24 de febrero de 2017. Pero, claro, a estos dos autores se les pretende ningunear, ignorar, censurar, etc., sin conseguirlo.
Estos pedantes marxistas dicen que el artículo que habíamos escrito intitulado “El comunismo genera hambre”, “tiene un carácter fundamentalmente ideológico” ¿Es ideológico comentar los chascarrillos que circulaban entre el pueblo, criticando la desastrosa situación soviética? ¿Es ideológico comentar las palabras del periódico “Komsomolshaya Pravda”, en 1962? ¿Es ideológico transcribir las palabras del propio Kruschef cuando decía que los agricultores entregaban a los almacenes del Estado “barro, hielo, nieve y cañas sin trillar?”
¿Es ideológico transcribir asimismo las palabras de Gorbachov, que al referirse a la situación económica soviética, decía que tal situación era “siniestra y contraria al progreso”. El ministro de Trabajo del gobierno de Putin, Alexander Potshinok, manifestó que 30 millones de rusos viven por debajo de la línea de pobreza. Los jubilados, más de 145 millones son los peor parados. La pensión media es de 600 rublos mensuales (no llega a los 20 €). ¿Es esto también ideología? ¿Es ideología, asimismo, constatar que los tantos por ciento más bajos del PIB por habitante de la nueva UE, lo ostentan los antiguos países regidos por el comunismo, algunos de ellos hasta cinco veces inferior al de Luxemburgo, por ejemplo, así como también tienen la renta per capita más baja?
Además de los libros mencionados en el artículo anterior, hay uno que es el que mejor refleja la verdadera historia de la URSS, el intitulado es:“KGB: leales camaradas, asesinos implacables” (ya comentado este en este blog con fecha 10 de junio de 2016. Se recomienda ver), escrito por Slava Katamidze, graduado en lenguas extranjeras por el Instituto Militar del ejército soviético, realizando posteriormente estudios en el Instituto de Leyes Internacionales de Moscú. Poseedor de un inmenso archivo fotográfico, junto con documentos oficiales rusos, Slava nos cuenta la verdadera y terrible historia del comunismo en la desaparecida URSS.
El libro va desde la Checa del terror rojo implantado por Lenin, (quien solamente en Kiev y durante los seis primeros meses de gobierno bolchevique ordenó el asesinato y la tortura de más de 100.000 personas), hasta el derrumbamiento de la URSS.
Otros libros muy interesantes sobre el tema son “Crimen sin castigo”, de Vitali Shentelinski, editorial Galaxia Gutemberg, 2007, en donde se narra todo el terror practicado por el sistema en la desaparecida URSS, y “Denuncia contra Sócrates”, también del mismo autor, Editorial Galaxia Gutemberg 2006, 516 páginas, en el que se nos cuenta la persecución implacable y asesinatos de intelectuales y escritores que denunciaron el sistema comunista. (Estos dos libros figuran comentados en este blog con fechas 29 de marzo y 12 de febrero de 2017, respectivamente).
En fin, ya me dirán ustedes si se conoce o no la historia de la destartalada URSS después de lo que hemos visto en estas dos entregas.
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