Ya saben que nos gusta “recuperar la memoria histórica”, pero la reciente. Y en este caso vamos a la época del creador de esta “recuperación”, es decir, a la época de Zapatero.
Cuando este inepto llegó al poder, íbamos demasiado bien con el gobierno de Aznar, con todos los errores que haya podido cometer. Hacía muchos años que no teníamos una política exterior que había hecho que a España se la respetase y se la tuviese en cuenta.
En el aspecto económico, con un paro infinitamente inferior al de la época “zapateril”, y al actual, fue dónde más destacó la política aznarista. No había nada más que leer la prensa extranjera para ver los comentarios que elogiaban dicha política, que había logrado, entre otras cosas, crecimiento de empleo, reducción de impuestos, saneamiento de las arcas del Estado, etc, etc.
En cuanto al terrorismo, estaba siendo arrinconado y vencido dentro de las leyes, normas y reglas de un Estado de derecho. No hubo falta de “fondos reservados” ni de “gales”
Y esto no podía ser: este auge y bienestar del que estábamos disfrutando todos los españoles, molestaba a los enemigos de España, tanto a los de dentro de los “muros de la Patria mía”, como a los de fuera.
Los enemigos de dentro, ya sabemos sobradamente quiénes son: los “quintacolumnistas” de siempre que, se autoalimentan del odio que sienten por España y que tratan, como se está viendo ahora, de dinamitarla y disgregarla.
Otro de sus objetivos a dinamitar es el PP, partido que lo desalojó del poder en su día y que llevó a España al sitio que se merecía.
Para el citado objetivo, vale todo: desde el engaño y la mentira, hasta la difamación, la obstrucción, etc, etc., todo ello bien cocinado para difundirlo por los “mass-media” adeptos y adictos al régimen, perdón, al Reino, y asunto concluido. Luego vendrán las manifestaciones “espontáneas” callejeras con pancartas, caceroladas, asaltos a sedes y todo tipo de infundios que tenga por único fin el desprestigio y la deshonra del PP.
Y sucedió lo que todos sabemos: asaltaron el poder mediante unas elecciones en circunstancias terriblemente horrorosas, dolorosas y dramáticas.
Con dicho inepto en el poder, fuimos el hazmereir del mundo, con una política totalmente errática y a la deriva, con un paro galopante, con bajadas de sueldos y pensiones, con subidas de todo tipo de impuestos, de carburantes, de transportes, etc, etc. Además se aprobaron leyes, normas y reglamentos para minorías y extremistas. . .
Y en esto se va Alí-Babá, pero no los 40 ladrones.
En fin, como íbamos demasiado bien, había que poner freno a esta marcha. Y así ha sido.
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