Suponemos que recordarán esta frase perfectamente, parafraseada por Ortega y Gasset veintiún siglos más tarde con aquello de “Delenda est, monarquía”.
“Delenda est Cartago” era una frase con la que Catón, un siglo y pico a. de C., terminaba sus intervenciones y discursos, ya fuesen en el Senado romano, o en el Foro, o en cualquier sitio.
El asunto venía porque Roma odiaba a Cartago, y viceversa. Los romanos querían y deseaban su destrucción, ya fuese arrasándola o quemándola. Se tenían un odio a muerte.
Por otra parte, como también recordarán, Cartago cayó frente a los vándalos. Los cartagineses no se creían que el imperio fuese destruido, y ni mucho menos que desapareciese. Prueba de ellos es que el pueblo seguía acudiendo al circo. Les importaba un bledo, dos cominos y tres dídimos defender sus costumbres y su cultura.
Dicho lo anterior, tenemos en estos momentos unos nuevos vándalos, y también un circo, en este caso la morfina del pueblo, es decir, el fútbol. A lo mejor igual se reacciona cuando esté en peligro de desaparición la tal “morfina”. Entonces probablemente sea tarde.
El que quiera entender, que entienda.
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