Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre Juan de Mena y el Marqués de Santillana, aunque sobre éste hablaremos en la próxima entrega.
Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre Juan de Mena y el Marqués de Santillana, aunque sobre éste hablaremos en la próxima entrega.
Juan de Mena (1411-1456), fue un cordobés que durante su juventud recorrió Italia, leyendo muchas cosas de este país, lo que hizo que sus escritos quedasen preñados del alegorismo y la pompa ostentosa que caracterizaron sus escritos en prosa.
Fue considerado el peor de los escritores en prosa de la Literatura castellana por sus construcciones extrañas y raras, así como el uso excesivo de italianismos y otros defectos, como se ve en su obra “Compendio de la Iliada”.
Por otra parte, Próspero Merimé, severo crítico, que al juzgar la prosa de Mena dice sencillamente que es detestable, sin embargo al estudiar “El laberinto de la fortuna”, dice que hay en esta composición “episodios como al muerte de Lorenzo Dávalos y la abnegación heroica del conde Niebla, que deben figurar la lado de las más hermosas páginas de la poesía española”.
La citada obra de “El laberinto de la fortuna”, obra capital de Mena, está escrita en coplas de arte mayor ( I ), mostrándose en ella la gran imaginación del autor y la facilidad en la versificación. En esta obra, en la que imita a Dante, se siente arrebatado por el carro de Belona, que lo lleva a una llanura, desde donde la Providencia lo conduce a un palacio, en el que ve lo pasado, el presente y el provenir. Valiéndose de alegorías, elogia las hazañas de los héroes, a la vez que fustiga las costumbres de su época.
A pesar de las cosas negativas antes mencionadas, hay quien consideró a Mena como el precursor del gongorisno. En todas sus obras, especialmente en las “Trescientas”, se ve su ardiente patriotismo, intentando, como no podía ser de otra manera, despertar al rey de su frialdad e indolencia. Siente tan hondamente el envilecimiento y la ruina de su Patria, que M. Pelayo le llegó a llamar el poeta nacional del siglo XV. (Estas tres cosas citadas de indolencia, envilecimiento y ruina, están de moda hoy día dentro de “los muros de la Patria mía”).
Vamos a transcribir un párrafo de “El laberinto”:
“Bien se mostraba ser madre en el duelo
Que hizo la triste después, que yá vido
El cuerpo en las andas sangriento y tendido
De aquel que criara con tanto desvelo:
Ofende con dichos crueles el cielo,
Con nuevos dolores su flaca salud,
Y tantas angustias roban su virtud,
Que cae la triste muerta por el suelo.
Rasga con uñas crueles su cara,
Hiere sus pechos con mesura poca
Besando a su hijo en la fría boca.
Maldice las manos de quien lo matara;
Maldice la guerra do se comenzara,
Busca con ira crueles querellas,
Niega a si mesma reparo de aquellas,
Y tal como muerta viviendo se para”.
( I ).- La copla de arte mayor es una estrofa de rima en consonante de versos endecasílabos.
Como decíamos al principio, en la próxima entrega veremos algo sobre el marqués de Santillana.
Continuará
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