Si eres un perceptor monocular de la realidad porque deduces lo que te dicen que tienes que deducir;si te refugias o escondes en ideologías que impiden ver la realidad e intercambiar ideas; si tu meta no es la honradez intelectual; si crees en el pensamiento único y también crees en el dogma de las certezas; si te consideras poseedor de la “hybris intelectualista” y crees asimismo que tienes una visión privilegiada sobre el mundo, si todo esto eres y crees, no entres en este blog.
domingo, 19 de octubre de 2014
Jeremy Treglown (II) Un par de bellaquerías
Parece que, aparte de Franco un balance histórico que, según Treglown “exasperó a sus opositores” — y al propio Treglown, lo que no es de extrañar, dada la cantidad de embustes sobre Franco en circulación. . .
Parece que, aparte de Franco un balance histórico que, según Treglown “exasperó a sus opositores” — y al propio Treglown, lo que no es de extrañar, dada la cantidad de embustes sobre Franco en circulación desde hace décadas)–, nuestro profesor ha leído De un tiempo y de un país, mis memorias de la época de la OMLE (Organización de Marxistas-Leninistas Españoles), más tarde PCE (r)-GRAPO. Desgraciadamente le ha pasado como con el libro anterior, sea por mala comprensión lectora en español o por otras causas. Así, trata de ilustrarnos: “Algo parecido sucede con una misión a Bilbao donde se suponía que Moa iba a formar enlaces con ETA, pero donde descubrió que los miembros de esta organización eran insólitamente difíciles de encontrar. En situaciones como esta no sería extraño que hubiera sospechas de que se trataba de un espía de la policía, pensamiento que, una vez que penetra en la mente, es difícil de desterrar”. Al leerlo no pude menos de exclamar: “¡pero qué bellaco!”. Una bellaquería repetida recientemente por un caradura como César Vidal y una locuela como Pilar Urbano (http://www.gaceta.es/pio-moa/cesar-vidal-pilar-urbano-golfos-30042014-2035). Y obedece, con toda evidencia, a lo de siempre: la incapacidad de refutar mis libros conduce a los ataques personales más infames. Así están las cosas.
Aparte de eso es obvio, una vez más, que Treglown entiende muy mal lo que lee. Yo fui a Bilbao, como después a Vigo, no para enlazar con la ETA sino para reorganizar los núcleos de la OMLE allí, donde había quedado casi desmantelada. Y a eso, y no a tratar con la ETA, dediqué mi esfuerzo, como puede comprobar quien lea la historia con honestidad y un mínimo de comprensión lectora (tampoco hace falta demasiada, porque creo que escribo con mucha claridad ). ¡Y este es un intelectual de prestigio en Inglaterra, cuyo libro entiende como “muy perspicaz” el dudosamente perspicaz Muñoz Molina!
Siguiendo con su bellaquería, escribe Treglown: “Moa explica que su conversión al franquismo llegó entre los acontecimientos descritos y su tarea de escribirlos. Uno se pregunta por qué necesitó tanto tiempo para darse cuenta de que las acciones de la OMLE y su sucesora, los GRAPO (…) se parecían al tipo de conducta que veían mal en el otro bando”. Ante todo, yo nunca me he convertido al franquismo ni pienso que un régimen como aquel, aunque haya sido necesario históricamente, deba volver. La frase de Treglown es una majadería entre muchas. A lo que me he “convertido” es a la investigación de la realidad histórica, con datos y argumentos que ni don Jeremy ni ningún otro en España han podido desmentir (ya vemos los “argumentos” que utilizan). En segundo lugar, las acciones del GRAPO no tenían que ver con la conducta del franquismo: el 90% o más del terrorismo en aquella época y en la democracia, como en la república, tuvo carácter izquierdista o separatista. En tercer lugar, en España ha cambiado “de camisa” casi todo el mundo de la política y la intelectualidad, basta consultar las hemerotecas para comprobarlo. Pero casi nadie ha explicado el por qué de sus cambios. Yo sí lo he hecho, en De un tiempo y de un país y en otros escritos. Por lo demás, gran número de antiguos comunistas (Koestler es caso típico) precisaron un largo período de reflexión para romper con una doctrina tan absorbente.Una doctrina que ha disfrutado siempre, además, de gran número de “compañeros de viaje”, bastante más repugnantes, si es cierta la frase de Marx :“Hay alguien más despreciable que el verdugo: el ayudante del verdugo”. Y en España e Inglaterra ha habido y hay muchos de esos ayudantes.
Con respecto a De un tiempo y de un país ha ocurrido un hecho revelador. La izquierda en general, en España, veneraba a la ETA y celebraba sus asesinatos (como veneraba a Castro o a la URSS, según puso de manifiesto el episodio Solzhenitsin). Pero el GRAPO empezó demasiado tarde, cuando aquella oposición (comunista la única real) vislumbraba la legalidad. Entonces los atentados del GRAPO la asustaron tanto, por temor a que los franquistas les echaran la culpa de ellos, que inventaron la patraña de que se trataba de una organización de “extrema derecha” o infiltrada por la policía. Cuando quienes sí estaban infiltrados eran el PCE, el PSOE y tutti quanti. Pues bien, el libro, que clarifica plenamente esa cuestión y unas cuantas cuestiones más, fue acogido con el silencio. ¡Si sabrían ellos de qué se trataba!
A Treglown, De un tiempo…le parece “soso” y “cómico”. Está en su derecho, y más siendo tan perspicaz como demuestra a cada paso, porque los gustos son muy personales. En cambio al mismo Preston le pareció muy interesante en su momento (ahora quizá diría otra cosa). El libro no está descatalogado, pero en general hay que encargarlo en librerías o a la Editorial Encuentro
Hay algo en lo que acierta Treglown: “La OMLE estaba frustrada por encontrar tan poco favor popular”. Así era. Solo que esa frustración acompañaba a toda la oposición antifranquista. La única que podía presumir de cierta influencia popular, muy limitada pero muy superior a los demás, era el PCE. Mas para ello llevaba actuando desde el mismo final de la guerra civil, primero mediante el terrorismo del maquis y después infiltrándose en los sindicatos franquistas y en la universidad. En esta obtendría los mejores resultados, cuya influencia perdura, también en patochadas como las de Treglown.
Y dejaremos aquí la parte digamos personal, para entrar en la próxima entrega en las pintorescas ideas de don Jeremy sobre el franquismo.
Pío Moa
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