Vamos a dedicar unas entregas sobre el tema de
filosofía, tema que siempre nos encantó.
Como ya saben, la palabra filosofía proviene del
griego ΦƖƛοσοΦία que quiere decir, entre otras cosas, acopio de los conocimientos
más generales que establecen y emplazan el juicio de la realidad, amén de
indicar el hondo sentido del hacer y proceder humano. Dicho
etimológicamente: “amor a la sabiduría”.
Aristóteles ya decía en sus tiempos, hace casi 2.500
años, que el alma es “orexis” (apetito, impulso, deseo, etc) de los
humanos que les lleva a buscar algo, aunque también hay otra aspecto importante
como es la “praxis” (acción). De lo que se deduce que un saber sin
praxis no vale para nada. Si las personas saben mucho de ciencia, de física, de
química, etc, y no saben fabricar un coche, o construir una alcantarilla o un
edificio, o descubrir nuevas energías, el ansia de saber no vale para nada.
La filosofía no persigue enseñar a fabricar coches, o
hacer alcantarillas y edificios, pero gracias a ella se descubre el por qué es
necesario hacer todo esto. Si no hubiese filosofía no conoceríamos el sentido
de la construcción y fabricación.
Seguro que a lo mejor se preguntarán para qué sirven
la literatura, la historia, la gramática, los idiomas, etc ¿Servirán para algo
valioso, fructífero, rentable, útil, etc? Pensemos un poco.
En los
domicilios suele haber objetos y cosas que sirven para algo, como por ejemplo
butacones, sofás, sillas, mesas, aparatos de radio y televisión, etc. Pero al
mismo tiempo también suele haber pinturas, cuadros, fotografías, etc, de
amigos, de familiares o de personajes admirados por lo que sea ¿Para qué nos
sirve esto último? Aparentemente para nada práctico: solamente para decorar y
recordar. La naturaleza humana está basada en lo teórico y en lo práctico.
Separar esto sería un caos.
Hay muchos, muchas y “muches” que presumen de saber
mucho, pero de lo que no se dan cuenta es saber para qué sirve el saber, ya que
no saben qué van a hacer, haciendo muchas veces lo contrario.
Cuando la persona solamente es considerada por su
aspecto físico, por su fisonomía, por su anatomía, etc, puede que se le
considere como un simple mono, orangután o simio que ha evolucionado. Pero hay
otros aspectos mucho más importantes: la intelectualidad y la libertad, es
decir, la extensión y capacidad del espíritu.
Recordarán a aquel astronauta soviético que dijo
después de aterrizar que no había visto a Dios por ninguna parte. También un
eminente científico dijo en su día, después de hacer el examen e investigación
del cuerpo de un fallecido, que no había visto el alma, declarando que no existía.
Un amigo nuestro fallecido (q.D.g.), nos dijo en una
ocasión que sólo creía en lo que veía. Gran error el de las personas que
piensan y creen que sólo existe realmente lo que se percibe con los sentidos
¿Acaso el Cosmos no está lleno de temas y asuntos que los científicos no pueden
apreciar, ni observar, ni divisar, ni distinguir, etc, por muchos recintos,
laboratorios, librerías, archivos, organismos, etc, que tengan?
Continuará.
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