lunes, 25 de marzo de 2019

A vueltas con el fanatismo.



Ya hemos escrito varias veces sobre este tema. Y volvemos otra vez porque dicho fanatismo siguen campando por sus respetos en muchos millones  de personas.

La principal característica del fanático político o religioso, es la de la infiltración que, como ya supondrán, la practican en los sistemas democráticos, a los que quieren destruir, viviendo como auténticos parásitos en dichos sistemas. Sus disimulos, dobles caras, falsedades, mentiras, etc, hacen que aparenten lo que no son, siendo muchas veces lo que no aparentan.

Este tipo de fanático político y religioso, se cree tener una visión privilegiada sobre el mundo, además de creerse siempre que está en posesión de la verdad, despreciando, y en muchos casos odiando, a quien no la comparte u opina de otro modo.

Además piensa y vive apartado de toda lógica, siendo prácticamente imposible entablar una seria conversación con él porque desprecia y rehuye cualquier atisbo de razonamiento.

Otras características del fanático son el  egoísmo y el egocentrismo, que hace que muchas veces llegue a usar y emplear la violencia, ya sea individual o colectiva, para defender sus ideas. El que quiera entender que entienda.



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