jueves, 14 de marzo de 2019

Pánico, rencor, farsa y miseria, bases del comunismo ( I )



Ya hemos escrito en este blog, y en otros sitios, varios artículos sobre el marxismo en general, y sobre el comunismo en particular, aunque prácticamente sean ambas cosas lo mismo, por derivación. Quizá las características principales de esta doctrina sean las enunciadas en el título, aunque también las de inviable, dogmática, intransigente, presuntuosa y pedante, encajen perfectamente en ella.

En este primer capítulo sólo vamos a ver unas frases dichas por los creadores de la vulgata marxista, comenzando, como no podía ser de otra manera, por F. Engels y K. Marx quienes, respondiendo al anarquista Mijail Bakunin, decían:

“La próxima guerra mundial hará que desaparezcan de la superficie de la tierra no solamente clases y dinastías reaccionarias, sino también pueblos reaccionarios enteros. También esto forma parte del progreso” 

El judío Marx: “Todas las casas, hoy día, están marcadas con una misteriosa cruz roja. El juez es la historia, el ejecutor de la sentencia es el proletariado”. 

Otro dirigente comunista, Zinoiev, apostillaba en 1.918:

“Para deshacernos de nuestros enemigos, debemos tener nuestro propio terror socialista. Debemos atraer a nuestro lado digamos a noventa de los cien millones de habitantes de la Rusia soviética. En cuanto a los otros, no tenemos nada que decirles. Deben ser aniquilados”.

Otro soviético destacado, ILYA EHRENBURG, jefe de propaganda del Ejército Rojo, de familia judía, autor de varios libros entre ellos “España, república de trabajadores”, publicada en 1.932, dice en su obra “Las extraordinarias aventuras de Julio Jurenito y sus discípulos”:

“En un futuro próximo tendrá lugar la aniquilación solemne del pueblo judío. En el programa figuran, además de las persecuciones tradicionales, altamente apreciadas por el público, los siguientes métodos de aniquilamiento, mucho más avanzados según el sentido de los tiempos: quema de judíos, enterramientos en vida, riego de los campos con sangre judía, así como los métodos totalmente nuevos, de evacuación y depuración de los elementos indeseables. Están invitados todos los cardenales, obispos, lores ingleses, aristócratas romanos, rusos liberales, periodistas franceses, miembros de la familia Hohenzollern..., así como todos aquellos que deseen participar (...) Querido camarada, no dudo en absoluto de que el reino de la libertad amanecerá un día, probablemente cuando hayan sido aniquilados los últimos hombres de nuestro planeta”.

El mismo sujeto aconseja: 

"¡Soldados del Ejército Rojo, arrancad por la violencia el orgullo racial de las mujeres alemanas!... ¡Violad, destruid, matad!". 

Lenin, que según un pedante marxista gramsciano infumable era el “personaje más importante del siglo XX”, y que según también Pablo Iglesias “El coleta”, era un genio, en una carta a Máximo Gorki decía:

“Toda idea religiosa, toda idea de Dios es una abyección indescriptible de la especie más peligrosa, una epidemia de la especie más abominable. Hay millones de pecados, hechos asquerosos, actos de violencia y contagios físicos que son menos peligrosos que la sutil y espiritual idea de dios engalanada con los ropajes ideológicos más elegantes”.


En el periódico soviético “Pravda”, se publicaba en agosto de 1939: 

“No es preciso demostrar que a un sistema educativo comunista de los trabajadores de la URSS uno de los primeros puesto debe ser ocupado por la lucha contra las supervivencias religiosas. . . La propaganda antirreligiosa constituye una parte imprescindible de nuestra ordinaria propaganda del marxismo leninista. . . Muchos órganos soviéticos no comprenden que la propaganda antirreligiosa en nuestro país tiene un carácter estatal”.

También decía en marzo de 1922:

“Debemos declarar ahora al clero una guerra decisiva y despiadada y someter su resistencia con una brutalidad que no olviden durante décadas. Cuantos más representantes de la burguesía y el clero reaccionarios consigamos ejecutar en este asunto, mejor”.

Karl Marx profetizaba con gran pedantería:

“No hay más Mesías que la clase obrera que traerá la redención del mundo, luchando contra los hijos e las tinieblas, los burgueses. La explotación del trabajador es el pecado original. La sociedad del futuro es el reino escatológico, en que pacerán juntos corderos y lobos, y la tierra no dará espinas sino frutos suculentos. La organización proletaria, el Partido son el pueblo de Dios en marcha hacia ese reino mesiánico. La fábrica es el pueblo; el trabajo, la oración”. 

En el año 1.917 se celebró en Moscú el llamado “Juicio del Estado Soviético contra Dios”, presidido por el comisario de Instrucción Pública Anatoli Lunacharsky. El tribunal decretó a Dios culpable de los cargos imputados, por lo que se le condenó a muerte. La sentencia fue ejecutada por medio de una salva de fusilería dirigida al cielo.

“La liquidación del cristianismo tiene que estar terminada en Rusia para 1.980”. (Kruschev, 1.962).

Vean también lo que dice Dzerjinsky, creador de la cheka, futura KGB:

“La coacción proletaria bajo todas sus formas, empezando por las 
ejecuciones capitales, constituye un método encaminado a crear el hombre comunista”.

En fin, podíamos seguir y seguir, pero con esta pequeña muestra está dicho todo.

En los próximos artículos veremos un poco la historia del comunismo y de la URSS. También veremos cómo las ideas marxistas han quedado estabuladas en algunas mentes de lo políticamente correcto, trayendo unas consecuencias nefastas para el mundo occidental.

Continuará.



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