Como decíamos en el artículo anterior, en este último vamos a ver
someramente el nefasto balance que ha dejado el terrorismo cultural marxista.
Así, por poner unos ejemplos, se aceptan como válidos ciertos comportamientos y
principios que, de no ser aceptados, serás tachado de lo de siempre: fascista,
retrógrado, lacayo del imperialismo, reaccionario, fanático y demás monsergas,
y servirán para que te excomulguen de la democracia, claro. Tales
comportamientos y principios que hay que aceptar son el aborto, la
homosexualidad, la destrucción de la familia, el ataque a la propiedad privada
por mor del interés público y del estado del bienestar, oiga, así como el
derrumbe de cualquier código moral que huela a la religión cristianas. De
otras, ni pío.
Todo esto ha llevado, gracias a este terrorismo cultural, a que el pueblo soberano acepte sin rechistar todo este manual. Ya decía Aldous Huxley en el prólogo de “Un mundo feliz”, libro comentado en este blog con fecha 1 de abril de 2017:
“Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducirles a amarla es la tarea asignada en los actuales Estados totalitarios a los Ministerios de la Propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela. Pero sus métodos son toscos y acientíficos.
Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado, no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad”.
La consecuencia que ha traído el derrumbe, socavamiento y destrucción de la familia, de la propiedad privada, del libre comercio, etc, etc, la estamos viendo actualmente en el mundo occidental, y en España en particular. No hay nada más que echar un vistazo al “ente” o a los “mass-media”: tarados mentales, drogadictos, depravados y demás, nos los quieren imponer como modelos a imitar. No digamos ya nada de las “películas” de “nuestro director de cine más internacional”. De esperpento, vamos.
Aquí bien como anillo al dedo un párrafo de “1.984”, de George Orwell, también comentado en este blog con fecha 4 de febrero de este año:
“Allí se producían periódicos que no contenían más que información deportiva, sucesos y astrología, noveluchas sensacionalistas, películas que rezumaban sexo y canciones sentimentales compuestas por medios exclusivamente mecánicos en una especie de caleidoscopio llamado ‘versificador’”.
En una palabra, y para terminar: nuestro sistema de vida occidental ha sido atacado brutalmente por un colectivo de zombis marxistas-leninistas, apóstoles del control estatal de todo, que sienten una gran admiración por el régimen castrista, por poner un ejemplo del comunismo residual, al que califican como “modelo referencial” o, en su defecto, dicen que el sátrapa Fidel Castro fue “una personalidad histórica”.
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