sábado, 24 de noviembre de 2018

Manuel Azaña ( I )



Vamos a dedicar unos artículos a D. Manuel Azaña Díaz, Presidente de la Segunda República Española, Presidente del Consejo de Ministros de España, Ministro de Guerra,  Diputado en la Cortes de la República por Madrid, Valencia y Vizcaya, que fallecía en este mes de noviembre concretamente el día 3, pero de 1940, en Montauban (Francia), a los 60 años de edad. Había nacido en Alcalá de Henares en enero de 1880.

Como muchos omiten y callan, este personaje fue uno de los más nefastos de aquella República, ya que todo lo que mangoneó no sirvió más que para que apareciesen enfrentamientos, disensiones, luchas, disturbios, odios y en algunos casos sangre.

Se autodefinía como burgués, demócrata e intelectual ¿Provendría del algún “burgo podrido”, como decía en un discurso en las Cortes con motivo de las elecciones municipales de abril de 1933?

En cuanto a lo de intelectual, habría que verlo. Y en cuanto a lo de demócrata, es totalmente incierto.

Vamos a comenzar por sus primeros pasos en el campo político, pasos dados arrimadito a la derecha monárquica, como lo prueba el hecho de que en el año 1913 fue designado Secretario del Ateneo por la candidatura puramente monárquica, presidida entonces por Romanones. Sin comentarios.

Posteriormente, ingresó en el partido Reformista de Melquíades Álvarez, que más tarde sería asesinado por sus compinches, cuando Azaña era presidente de la República. Ni qué decir tiene que no hizo nada para evitar dicho asesinato.

Como ya saben, al mes de proclamarse la República, y siendo Azaña a la sazón Ministro de Guerra, comenzaron los incendios de iglesias  por toda España, diciendo aquello de que  “Todos los conventos e iglesias de Madrid no valen la vida de un republicano”.

A los corresponsales extranjeros de aquellos tiempos les decía, refiriéndose a los incendios:  “Nos telefonearon que habían puesto fuego al convento de jesuitas. La noticia nos desconsoló y, desde esa hora, comenzó a correr detrás de los incendiarios la policía y la Guardia Civil”. Mentira y cinismo.

Continuará.



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