Y seguimos con los manidos conceptos de izquierda y derecha, que no valen nada más que para encender odios, divisiones, inquinas, venganzas, etc. Así, la gente de izquierdas odia y desprecia todo lo que huele a religión, . . . bueno, a religión cristiana y concretamente a la católica.
De
otras religiones que rezuman odio, venganza, discriminación y violencia por los
cuatro costados, no dicen ni pío, porque para eso está la “alianza de
civilizaciones”, oiga. De lo que se trata es de ser anticristianos. Es lo que
dicen los cánones y el panel ideológico. Y punto. No importa que las personas
cristianas sean serias, responsables, solidarias, caritativas, desinteresadas,
etc, etc., o que el cristianismo sea la base de la cultura occidental.
Este
odio a la religión cristiana, que proviene de Marx y de Lenin, llega a tal
extremo que hay televisiones que se niegan a retransmitir cualquier acto
religioso y, sin embargo, retransmiten el día de la matanza del cordero de la
religión musulmana. Cuando nos hayan invadido, si Dios no lo remedia, van a
saber lo que es bueno estas “sujetas”, “miembras” y “jóvenas”, lo mismo que los
del “orgullo gay”, así como también esa misma televisión que les apoya:
desaparecerán de sus programas todo lo degenerado, cutre e inmoral que destilan
y puede que sean lapidadas y ahorcadas muchas de estas protagonistas y
“protagonistos”. Y no digamos ya nada la que les espera a los muchachos de los “botellódromos”.
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