miércoles, 28 de noviembre de 2018

Manuel Azaña ( I I I )



Como decíamos en las anteriores entregas, vamos a dedicar unas a D. Manuel Azaña Díaz, Presidente de la Segunda República Española, Presidente del Consejo de Ministros de España, Ministro de Guerra,  Diputado en la Cortes de la República por Madrid, Valencia y Vizcaya, que fallecía en este mes de noviembre concretamente el día 3, pero de 1940, en Montauban (Francia), a los 60 años de edad. Había nacido en Alcalá de Henares en enero de 1880.

Un tema que le apasionaba era el de la enseñanza, pero a su modo y manera, ya que prohibió la enseñanza religiosa, aunque después dijo aquello de “Paz, piedad y perdón”, muriendo católico, circunstancia esta que ahora se niega.

Cuando finalizó su mandato, España tenía 300 escuelas menos que cuando lo inició. Para este asunto nombró Ministro de Instrucción Pública a Marcelino Domingo, del cual diría Azaña:

“No sirve para nada, no tiene la menor idea del problema de la instrucción pública”. “No puede continuar en aquel ministerio el desbarajuste actual. Estoy desconsolado, no hará nada útil”.

En cuanto al asunto judicial, la cosa es poco menos que esperpéntica. Eligió a Albornoz Presidente del Tribunal de Garantías, del cual diría:

“Es lo más probable que lo haga mal, por su ambigua conducta y su doblez, baluartes de su cobardía”.

En cuanto a la reforma agraria, tema también cacareado por él, decía de Fernando de los Ríos Urruti, a la sazón ministro encargado del asunto:

“No tiene la menor idea del problema, no sirve para nada”.

Como pueden observar, Azaña no tenía culpa de nada. Se la echaba a los demás.

Continuará.



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