Como decíamos en las anteriores entregas, vamos a
dedicar unas a D. Manuel Azaña Díaz, Presidente de la Segunda República
Española, Presidente del Consejo de Ministros de España, Ministro de
Guerra, Diputado en la Cortes de la
República por Madrid, Valencia y Vizcaya, que fallecía en este mes de noviembre
concretamente el día 3, pero de 1940, en Montauban (Francia), a los 60 años de
edad. Había nacido en Alcalá de Henares en enero de 1880.
Un tema que le apasionaba era el de la enseñanza, pero
a su modo y manera, ya que prohibió la enseñanza religiosa, aunque después dijo
aquello de “Paz, piedad y perdón”,
muriendo católico, circunstancia esta que ahora se niega.
Cuando finalizó su mandato, España tenía 300 escuelas
menos que cuando lo inició. Para este asunto nombró Ministro de Instrucción
Pública a Marcelino Domingo, del cual diría Azaña:
“No sirve para nada, no tiene la menor
idea del problema de la instrucción pública”. “No puede continuar en aquel
ministerio el desbarajuste actual. Estoy desconsolado, no hará nada útil”.
En cuanto al asunto judicial, la cosa es poco menos
que esperpéntica. Eligió a Albornoz Presidente del Tribunal de Garantías, del
cual diría:
“Es lo más probable que lo haga mal, por su ambigua conducta y su
doblez, baluartes de su cobardía”.
En cuanto a la reforma agraria, tema
también cacareado por él, decía de Fernando de los Ríos Urruti, a la sazón
ministro encargado del asunto:
“No tiene la menor idea del problema, no
sirve para nada”.
Como pueden observar, Azaña no tenía culpa de nada. Se la echaba a
los demás.
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario