domingo, 12 de febrero de 2012

Garzón, contento con su conciencia


“La Verdad del Caso UCIFA de la Guardia Civil”. Serafín Rafael Gómez Rodríguez.

Leo una vieja historia contada por un guardia civil eminente, el  Ilustrísimo Señor Serafín Rafael Gómez Rodríguez, Coronel  de la Guardia Civil, Doctor, en Derecho  por la Universidad Complutense con calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad, La Licenciatura la realizó con nota media final de carrera de sobresaliente, Magíster Artis en Administración  Pública por el I. Universitario Ortega y Gasset, Máster en Dirección de Seguridad por ICADE, y otros cursos menores en Dcho. Internacional, Seguridad, P. Judicial o Medicina Legal.

En la parcela profesional, está titulado en Adiestramientos Especiales; en Servicios de Inteligencia, Gestión Económica y Técnica, y en Circulación y Tráfico.

Estudios extranjeros: Dignatary Protection Course, en Arizona, por el Departamento de Estado de EE.UU; Análisis de la Información, por la CIA (EE.UU); Organización del Sistema Fiscal, Aduanero y Antidroga del Reino Unido, por el NCIS británico en Londres.

Ha ejercido el mando voluntario: Servicios Especiales (Terrorismo Navarra, 84/87); Servicio de Seguridad de S.M. el Rey (Jefe Grupo Escoltas, 81/84 y 87/91);  Servicio Fiscal (Información Antidroga, 91/92); Jefe del Servicio de I+D (93/96) y SUBAPO (Jefe de Análisis, Optimización y Gestión Interna).

Actividad docente ha sido profesor durante años en la Universidad Carlos III y  en el Centro de Estudios Jurídicos del Mº de Justicia.  Así mismo, ha impartido diversas conferencias en la U. Complutense, Centros de la Guardia Civil y de Estado Mayor, sobre temas jurídicos, de seguridad y gestión de recursos. Ha sido ponente en diversos Cursos sobre Delincuencia Organizada.

Con motivo de actuaciones relevantes, está en posesión de dos condecoraciones extrajeras y nueve nacionales. Una de ellas al Mérito de la Guardia Civil con Distintivo rojo, por la localización y detención personal del comando Nafarroa de ETA en 1986, hiriendo en enfrentamiento armado a sus dos dirigentes, Mercedes Galdós “Vitxori” y J. Legorburu “Txato”, autores entre otras acciones criminales de 17 asesinatos. A ellos les siguieron otros comandos, integrados por 41 terroristas, quedando ETA prácticamente desarticulada en Navarra desde entonces.

En ella nos cuenta de un magistrado recientemente enriquecido, naturalmente no con su paga, cosa imposible para cualquier juez.

Para lo cual nunca o casi nunca ha respetado las normas y se ha llevado por delante a cualquier ciudadano que le conviniese para su prosperidad, solía suceder que este ciudadano no respirase por donde el juez o el Gobierno respiraban. Los faldones de su toga estaban hechas un asco del el polvo del camino, naturalmente camino socialista, ahora.

Contaba el coronel: En 1992 es desmantelada la UCIFA (Unidad Central Antidroga de la Guardia Civil) por el Juez Baltasar Garzón y Luis Roldán (menuda pareja, los dos ricos ahora). Roldan y Garzón además de amistad compartían intereses. Si el primero era nombrado Ministro, el otro seria nombrado Director General de la Guardia Civil. Ya por aquel tiempo la guardia civil investigaba el golfo enriquecimiento de Roldán y éste lo sabía. Serafín-Rafael Gómez Rodríguez, “La Verdad del Caso UCIFA de la Guardia Civil”, p.1.

La Justicia condenó a varios mandos y números de la Guardia Civil por pagar, con una parte de la droga decomisada, a los confidentes que lo hicieron posible (práctica irregular utilizada por todas las policías del mundo y más en la España socialista de entonces, donde no había dinero para comprar confidentes. Los fondos reservados se utilizaban para otros menesteres más provechosos de sus administradores socialistas, que así les lucen)

Estos habían descubierto a dos guardias de su grupo (Domínguez y Porras) que sustraían droga que luego vendían. Fueron denunciados, le tocó al juez Garzón, que vio el filón para hederse famoso.
Les convenció para que se trasformasen en “arrepentidos clónicos” del juez Garzón, que asumió las readaptadas declaraciones de estos corruptos, y les garantizó generosos beneficios penales a cambio de las acusaciones que debían hacer sobre los mandos y compañeros que les descubrieron, según guión prefabricado por los colaboradores del Juez, designados expresamente por Roldán (buen pájaro, evidentemente de fiar, sobre todo para el juez aspirante a famoso). Estos guardias corruptos fueron mínimamente condenados, Los que los descubrieron fueron expulsados de la Guardia Civil, multados y encarcelados muy duramente.


Sigue contando el ilustre guardia:

El juez se permite el lujo de difamar públicamente a uno de los miembros de la UCIFA, el Comandante Pindado, en quien el juez parece focalizar su odio a la Guardia Civil. 

En las páginas 320 y 321 del libro “El hombre que veía amanecer”, libro que cuenta las muchas gracias del juez prevaricador, éste afirma que “el Comandante Pindado insultó gravísimamente a todos los guardias civiles para salvarse de sus responsabilidades, y que, en el colmo de su bajeza moral para exculparse, afirmó que “un guardia civil, un número, es... escoria”. Ante tales insultos degradantes para los guardias civiles, Garzón escribe que «le agredieron las entrañas las palabras de tal personaje sin alma de oficial» y que ordenó a la mecanógrafa que las reflejase especialmente “Marta, ponga eso entre comillas y en negritas”. En fin, el Juez da todo lujo de detalles sobre lo que le declaró Pindado.

San Garzón contra Satanás.

El Juez Garzón miente como un bellaco, porque nada de esto que publica en su libro es verdad, ni figura en las declaraciones del sumario. ¡Jamás el Comandante Pindado dijo lo que el Juez Garzón afirma en su libro! y escrito está en el sumario lo que realmente ocurrió. Es alucinante seguir leyendo cómo tergiversa Garzón el caso UCIFA en su conjunto y cómo insulta al Comandante citado y a la Guardia Civil, acusando a su Dirección incluso del delito de prevaricación, al decir que concedió a Pindado un retiro vitalicio del 200 por cien para “vivir del cuento por sus servicios prestados a la Patria”. Remata el ridículo Juez “, con este tipo de democracia para qué coño queremos libertades, si Franco no ha muerto joder, es que no nos damos cuenta; en la Guardia Civil hay más dictadores que en toda América Central y del Sur”.

He rescatado las declaraciones del Comandante, nada hay de insultos, ni de todas las gilipolleces que refleja en su libro. Falso lo del 200 por cien de pensión arbitraria.

Es conocido su vampirismo del trabajo real de los policías y guardias civiles en aras de un arribismo enfermizo, como me decía la extraordinaria Fiscal Carmen Tagle, tan despreciada en vida y tan llorada “especialmente Garzón” delante de los fotógrafos.

¿Cómo puede un Juez mentir y difamar con tan enorme malicia, sobre algo que consta por escrito? ¿A qué se atreverá este Juez cuando se dilucide algo solamente testimonial y no se pueda acreditar? ¿Será igual de golfo?

Resumo las circunstancias reales de la declaración de Pindado de 17-12-92´.

Tenía órdenes de autoinculparse del pago con droga a confidentes; con ello el caso UCIFA se hubiera cerrado cómodamente para Garzón y para Roldán, que era el que patrocinaba el caso previo pacto con el Juez (la pareja ideal). Para amedrentar al Comandante le incomunicaron, le privaron de su abogado y le amenazaron con echar a su familia de su vivienda oficial de inmediato. En esa situación, en la que los colaboradores del juez llevaban 6 días ablandándolo ¿torturándolo? Le sacaban de prisión en algunas ocasiones y le reunían en puntos aislados con su esposa, a la que en paralelo sacaban a solas de su domicilio asustándola con largos paseíllos en coche (algunos de noche), conminándola a convencer a su marido para que se inculpara y así sacar adelante a sus tres hijos, prometiéndole entre otras cosas comprarle un buen piso a su nombre si lo conseguía (el Roldan, por aquella época, manejaba inmensos fondos reservados con cierta gracia).

Coacciones y amenazas permanentes para obtener confesión, torturas por el Art. 174 del C. Penal, no dieron su fruto. El Juez se encabronó cuando el Comandante exige, antes de firmar y sin autoinculparse, que tachen una línea que ha quedado en blanco para que no la pudieran rellenar con algo no dicho, así consta en el sumario (el Comandante sabía con quién se jugaba los cuartos) y. El Juez, lleno de ira, ordena ponerle unos grilletes y sacarlo esposado por la puerta principal de la Audiencia Nacional, previa cita de fotógrafos y cámaras de TV.

Luego siguieron cuatro meses de prisión en aislamiento total, eliminando por recusación al incómodo (por su independencia) Presidente del Tribunal que le debía juzgar y, finalmente, la condena prevista por el instructor.

¿Qué decir de un Juez, que miente e injuria descarada y públicamente? ¿Lo hace por ganar dinero y fama? La conclusión no puede ser otra que la de que se trata de un auténtico sinvergüenza (RAE: el que comete actos ilegales en provecho propio, o que incurre en inmoralidades) en éste es el caso, en ambas acepciones, del Juez Baltasar Garzón, nuevo rico gracias a sus publicaciones infames), que injuria y miente a pesar de saber que se puede comprobar tal falsedad.

Si Josep Ramoneda afirmaba («El País», 18-2-2001) que lo dicho en ese libro de Garzón sería «parcial o imprudente», yo añado que es delictivo e inmoral, porque delito es injuriar públicamente e inmoral es hacerlo para lucrarse.

Su  segundo libro “Un mundo sin miedo”. Bodrio filosofal sobre las virtudes del Juez vistas por sí mismo y un cortar-pegar de informes policiales fagocitados, tiene algo gravísimo: revela informaciones que sólo ha podido conocer por razón de su cargo y que no deben ser divulgadas, por generar grave daño para la causa pública y para terceros. Me refiero a lo que narra el Juez sobre la detención de la cúpula de ETA en Bidart (Francia), proporcionando datos clave para la identificación del confidente que propició tal éxito policial. Cuestión delicadísima que en absoluto figura en el atestado policial y que sólo ha podido conocer reservadamente por razón de su cargo. Acaba de condenar a muerte a una familia y si se lo ha in- ventado, la misma familia puede ir pensando en el exilio, al tiempo que echa por tierra una estrategia de infiltración policial de graves consecuencias.

En esencia, como dice el Tribunal Supremo, al aplicar el Art. 417 del C. penal en una condena a un funcionario por revelación de información conocida por su cargo: “Nada más desmoralizador que el custodio de la legalidad, en el concreto aspecto del sigilo profesional se convierta en el infractor de la norma", STS, 2ª, de
19-6-2003.


El juez Baltasar Garzón ha querido, previo millonario cobro, airear su vida privada desde su tierna infancia, mezclándola con relatos profesionales falsos o reservados sobre lo sucedido con personas detenidas.

Pero ese  obsesivo pavoneo con gente VIP, tras captar al gran profesional Luis del Olmo, para abrir le las puertas de los famosos y de enormes titulares cual superman en sumarios escogidos, no tiene maldita gracia. Cuando se comprueban las mentiras, difamaciones y daños que es capaz de producir, por ganar dinero como sea, no se comprende que siga siendo Juez (gracias a Dios, que en esta ocasión se demoró un pelín, ya no lo es).

Se despide el enterado Guardia Civil: En definitiva, hay que concederle al Juez Garzón, de inmediato, su ansiado Premio Nobel. Pero no el de la Paz, sino el Nobel al Juez Sinvergüenza. Y para certificar su enorme merecimiento al premio, el Candidato Garzón puede contar conmigo. Le guardaré una copia de los documentos comentados y de algún otro más, ahora que voy a ser su más fiel testigo protegido.

Serafín Rafael Gómez Rodríguez.

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