lunes, 13 de febrero de 2012

La Ópera ( X I I )



IL TROVATORE
(Autor: Giuseppe Verdi - Actos: IV)
    
 Fuente.- En la elección de sus argumentos, Verdi se encontró dos veces con el dramaturgo español Antonio García Gitiérrez (1.812-1.884), que representa una tendencia del romanticismo español, sombrío, trágico, lleno de misterios, heroico. Verdi escribió su ópera Il trovatore basándose en El trovador, del citado dramaturgo.
El argumento de Simón Bocanegra lo tomó más tarde también de las obras del español, y no de Fiesco de Schiller, que trata el mismo caso.

Personajes.- Leonora, condesa de Sargasto, dama de palacio de la princesa de Aragón (soprano); Inés, su dama de compañía (soprano); el conde Luna (barítono); Ferrando, su escudero (bajo); Azucena, una gitana (mezzosoprano); Manrico (tenor); Ruíz, su amigo (tenor); un viejo gitano, un mensajero, compañeras de Leonora, soldados y monjas.

Lugar y época.- En Vizcaya y Aragón, a comienzos del siglo XV.

Argumento.- Después de una breve introducción orquestal, se levanta el telón sobre el patio de entrada de un palacio español. Es de noche. (Cada acto lleva un subtítulo propio: el primero es "El duelo"). Mientras el conde de Luna, intranquilo, hace guardia bajo las ventanas de Leonora, a la que pretende, Ferrando comenta un trágico suceso relacionado con la familia del primero. El viejo conde tenía dos hijos, pero a uno de ellos (una gitana), cuya madre había sido ejecutada en la hoguera, lo secuestró de la cuna y lo arrojó al fuego. Los oyentes, soldados del conde, se estremecen de horror y juran vengar el crimen, si la gitana vive todavía.

Leonora mira con impaciencia por la ventana en espera de un misterioso desconocido del que se enamoró durante un torneo y que desde hace varias noches aparece ante el castillo para cantarle canciones de amor. Leonora expresa su anhelo en la noche suave y azul. Finalmente le responde la sencilla romanza del trovador.

También Luna oye la canción. ¡Por fin podrá hacer frente al odiado rival!. Leonora desciende corriendo las escaleras, pero en la oscuridad cae en los brazos del conde de Luna. De las sombras surge el trovador. Luna reconoce a su enemigo mortal Manrico. El terceto (Leonora, Manrico,Luna) es de una gran fuerza dramática. El telón cae mientras los dos hombres se baten.

El acto segundo lleva el subtítulo de "La gitana". Comienza en un campamento de gitanos, cuyos habitantes realizan sus trabajos de herrería al compás de un coro melodioso y que se ha hecho célebre.
Junto al fuego del campamento está sentada Azucena. La llama ondulante evoca en ella recuerdos horribles: piensa en la muerte de su madre. Su hijo Manrico está acurrucado a sus pies. Ha vencido al conde en el duelo, pero, en un repentino arrebato de sentimientos inexplicables, le ha perdonado la vida. Azucena cuida su herida. Con creciente horror, Manrico oye su canción, que en ese momento parece describir el rapto de un niño. Pero los pensamientos de Azucena son cada vez más confusos. La gitana refiere el lejano episodio como si hubiera arrojado a su propio hijo a las llamas. Manrico se sobresalta horrorizado: si es así, entonces ¿quién es él?. Pero la gitana vuelve en sí y le asegura que es su hijo. ¡Que no lo dude y que esté dispuesto a vengarse en cualquier momento de la familia Luna, que quemó viva a su abuela!. Un mensajero lleva a Manrico la noticia de que Leonora, convencida de su muerte, quiere ingresar en un convento. Manrico se despide de su madre y sale corriendo.

La escena siguiente se desarrolla en el claustro de un convento. Luna se ha enterado también de la intención de Leonora y está preparado con sus hombres para secuestrarla. También él cree que Manrico está muerto. El cumplimiento de sus deseos parece ser inminente. En una aria melodiosa (y difícil de cantar) encuentra sonidos muy tiernos para la anhelada dicha de amor. Acompañada de cánticos religiosos (un bello coro femenino a cuatro voces sin acompañamiento, ejemplo magistral de sencillez y hondo sentimiento), Leonora marcha hacia el altar. Entonces el conde Luna interrumpe la procesión y quiere apoderarse de Leonora. Pero en el mismo instante aparece Manrico a la cabeza de sus hombres. Mientras los soldados luchan, huye con su amada.

El acto tercero, "El hijo de la gitana", comienza en el campamento militar de Luna, que se prepara para atacar el castillo en que se han hecho fuerte Leonora y Manrico. Los soldados llevan a una gitana a la que han hecho prisionera. A pesar de sus evasivas, Ferrando cree reconocer a la mujer que en su momento secuestró y quemó vivo al hermano del conde. En el colmo de la desesperación, Azucena llama a su hijo: "¡Manrico!". Luna, lleno de odio, tiene pues una doble razón para matarla.

La escena siguiente se desarrolla en el castillo. Un amor intenso une a Manrico y Leonora. ¡Cuántas bellas melodías se le ocurren a Verdi para expresarlo!.  Pero la noticia de la captura de su madre arranca al trovador de sus sueños. En un instante se transforma en un soldado duro como el acero, y su canto de amor se transforma en el canto de combate que se ha hecho tan popular.

Esta stretta es una piedra de toque para los tenores, un final de acto tan entusiasta que a menudo se pide que se repita. Ante el júbilo del público, el espíritu del canto se pone por encima de la "lógica" dramática.
El último acto es "El juicio". Han hecho prisionero a Manrico, que languidece en un calabozo subterráneo en el castillo de Luna. Su madre está con él. Leonora ha dado el difícil paso de rogar al vencedor por la vida del amado. Verdi creó para esta situación el expresivo "Miserere", en el que se unen magistralmente, formando sombríos acordes, la voz lejana de Manrico, las exclamaciones de dolor de Leonora, un coro invisible y la orquesta.

Aparece Luna: está decidido a ejecutar a la gitana y a su hijo. Está dispuesto a liberar a Manrico por un solo precio: el amor de Leonora. Ésta toma una difícil decisión después de luchar consigo misma, pero no logra mantener su promesa. Secretamente ingiere un veneno que lleva oculto en un anillo. Pero puesto que el veneno tiene un efecto muy lento, el júbilo por la salvación de su amado tiene tiempo para abrirse paso en su voz.

El último cuadro se desarrolla en las profundidades del calabozo. Las dos víctimas esperan su ejecución. A Azucena la acosan visiones terroríficas (la melodía con que ha contado en el acto segundo la muerte de su madre y el niño, vuelve como recuerdo), pero Manrico logra tranquilizarla. Una melodía íntima, una de las más sencillas y bellas que escribió Verdi, se convierte en un magnífico dúo ("Ai nostri monti").
Aparece Leonora. Rápidamente pide a su amado que utilice el camino abierto hacia la libertad. Pero como ella no quiere seguirlo, Manrico cree que lo ha traicionado.

El dúo dramático es subrayado extrañamente por la voz de Azucena, que suena como surgiendo de lejanos sueños. Manrico reconoce la verdad sólo cuando Leonora cae moribunda a sus pies. Luna, que llega corriendo, se siente traicionado y hace que arrastren al trovador inmediatamente al cadalso. Entonces despierta Azucena. Con un gesto triunfal, Luna le muestra desde la ventana la ejecución cumplida. "Era tu hermano", son las últimas palabras de la gitana y de la ópera.

Historia.- Verdi solicitó ya en 1.850 un libreto basado en la pieza de García Gutiérrez. Después del estreno de Rigoletto, comenzó la composición, a pesar de que al mismo tiempo trabajaba en La traviata. El libretista murió mientras trabajaba, el 17 de Julio de 1.852. Leone Emmanuele Bardare terminó la redacción del libreto basándose en los esbozos existentes. El estreno, el 19 de Enero de 1.853, en el teatro Apollo de Roma, se convirtió en un éxito total. En el término de dos años Il trovatore recorrió todas las ciudades importantes, tanto de Europa como de América.

Escuchen y vean "Coro de gitanos" de esta ópera.


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