Como ya sabrán, Su Sanchidad discurseó de manera
horrorosa y horrible ante el Comité Federal de su partido, presentándose como
un mártir de los escándalos de corrupción en los que se encuentra inmerso,
escándalos que lleva tiempo tapándolos, valiéndose de ataques a los
“mass-media” que no son de los suyos, y a los jueces que investigan. Bulos y
fango, oiga.
En tal discurso se mostró como el “gran capitán”
(igual estaba pensando que era Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán”)
que no desea abandonar la nave. Estamos apañados si esto ocurre: el hundimiento
está garantizado.
Como no podía ser de otra manera, este impresentable
sujeto usó su lenguaje con el mismo populismo, la misma logomaquia, las mismas
controversias, la misma demagogia, las mismas monsergas, los mismos embrollos y
mentiras, etc, de siempre con la intención de ocultar la desastrosa situación
en la que estamos inmersos.
Una vez más, este individuo demostró tener la misma
calaña y horma que su antecesor el “Bobo solemne”: su empecinamiento en
aniquilar la armonía, la concordia, el entendimiento, la avenencia, etc, entre
los españoles, con el fin y el propósito de seguir en la “Monkloa”.
Tenemos que frenar a este “complexo” sin recatos, sin
consideraciones, sin conciencia, sin respeto, etc, que tenemos en el
desgobierno. Esperamos y deseamos que este sujeto antes de la inmersión y
hundimiento de la nave que “capitanea”, pase por el juzgado para rendir cuentas
de su desastrosa actuación.
En fin, un buen capitán debe tener la honradez y la
facultad de tomar decisiones importantes y asegurar que la marinería y
tripulación vayan con todo tipo de seguridades, de lo que se deduce que el
verdadero buen capitán es el que quiere que la nave no se hunda, no el que
busca lo contrario, como está haciendo este tiparraco.


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