Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre los orígenes de la poesía lírica y dramática en España. Dichos orígenes provienen de la poesía de trovadores y en la lírica galaico-portuguesa.
Al principio de la Edad Media había una enorme nación privilegiada, llamada Provenza. Se encontraba en el Sur de Francia y se extendía por el Norte hasta el río Loira; por el Sur llegaba hasta Cataluña y por el Este hasta Génova. Es decir, esta región comprendía parte de España, Italia y Francia.
El idioma que se hablaba era el “langue d’oc”, que probablemente haya sido la primera lengua neolatina que cultivó la poesía, destacando los trovadores o poetas, que se dedicaban a hacer versos llamativos sobre bellezas de nobles damas, además de concurrir a torneos poéticos, que estaban presididos por un tribunal de poetas que premiaba al autor del mejor verso. Posteriormente, los juglares eran los encargados de recitarlas en los castillos. Así nació y desarrolló la lírica provenzal. También se atendía la política, la historia, la novela y algún que otro tema, pero el denominador común era lo amoroso tendiendo a lo erótico.
Las composiciones se denominaban canciones o coplas de amor, serventesios, aldabas, que eran cantos matutinos, serenas, cantos nocturnos, novas, especie de cuentos, etc
También hubo otro foco lírico medieval creado por un conglomerado de asiáticos, africanos y latinos, uniéndose a los invasores árabes, dando lugar en España a una literatura que ejercería mucha influencia en la mayor parte de Europa.
La lírica popular gallega, que fue el origen de la castellana o nacional, está guardada en tres cancioneros gallego-portugueses, en los que también intervinieron poetas andaluces y extremeños: Cancionero de Ajuda, Cancionero portuguez da Vaticana y Canzonere portoghese Colocci-Brancutti. Este último es el que contiene la única poesía en romance castellano, perteneciente a Alfonso XI, siendo la primera obra lírica de autor conocido. El desarrollo de la lírica castellana también está recogido en el Poema de Alexandre, y también en El duelo de la Virgen, de Berceo.
Dicha lírica se componía de canciones de amigo, serranillas, cantos de mayo, canciones de Nochebuena o villancicos, cantos de segadores, cantares de vela, etc.
En la próxima entrega veremos Las cantigas de Santa María, de Alfonso X el sabio, así como las primera manifestaciones de la lírica castellana.
Continuará
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