Como decíamos en la anterior entrega, en ésta comentaremos algo sobre la “cultura” en Cuba.
Otro asunto deprimente, es el de la cultura. A pesar de que la propaganda machacona del régimen dice que el pueblo cubano es una de los más cultos del mundo, es una gran mentira. No puede haber cultura cuando los artistas, escritores, intelectuales, etc, están llenos de prejuicios ideológicos y de temores y tienen que pertenecer a la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba). Esto provoca un enorme éxodo de escritores, artistas, músicos, literatos, profesionales de la danza, etc., que quieren expresarse libremente, ya que cualquier tipo de iniciativa privada es abolido automáticamente. Existe un culto dogmático al artista creador oficial que impide, mutila y acalla cualquier idea que pueda enriquecer la cultura. El producto artístico tiene que ser unidireccional. No existe pensamiento divergente. Cualquier tipo de expresión cultural que se inmiscuya en los terrenos vedados por el dogma oficial, es rechazado por los funcionarios de la cultura castrista calificándolo de irreverente, sucumbiendo bajo la censura del realismo marxista, que obstaculiza el desarrollo de la libertad de expresión. Este realismo marxista es el que mide la bondad, la calidad, etc, de la obra en cuestión. El propio Gramsci no lo haría mejor.
Lo curioso del caso es que el régimen cubano se considera libre y, sin embargo, atropella la libertad de los ciudadanos todos los días. Postula la igualdad y, por el contrario, crea privilegios y desigualdades con los miembros de la “nomenclatura”. Preconiza la verdad, aunque esté asentado en una monstruosa organización de la infamia, el engaño y la mentira.
Obras y escritos de Groucho Marx, Carl Sagan, Stephen King, John Steinbeck, etc., no se permiten en Cuba porque tienen “intenciones subversivas”. También fue prohibida una serie de dibujos animados argentinos protagonizada por un muñeco, “Didu”, que fue tachado de capitalista, lo mismo que los personajes de Walt Disney. Tarzán está prohibido por “colonialista y racista”. Superman por imperialista.
¿Cómo puede haber cultura en un país en donde el partido comunista, único, ha penetrado en todas las instituciones, transformando y limitando todos los medios de comunicación?. Desde la óptica marxista-leninista, todo esto es lógico. Lenin creó en su día el Departamento de Agitación y Propaganda – Agitprop – con el que el arte, la cultura, la educación y los medios, quedaron subordinados al sistema.
Otro aspecto curioso son las tribunas abiertas y las “mesas combatientes”, que son obligatorias una vez a la semana. En estos “eventos”, en vez de exponer y contrastar ideas, solamente sirven para confirmar el “apoyo colectivo e incondicional al gobierno”.
Otro grifo cerrado a la cultura, es la negativa del gobierno cubano a que el pueblo pueda acceder libremente a Internet. La organización Reporteros sin Fronteras publicó un informe intitulado “Internet vigilado. Las trabas a la circulación de la información en la Red”. Dentro de este informe hay un capítulo dedicado a Cuba (“Cuba: Internet bajo vigilancia”) en el que se puede leer: “acceso sometido a permisos y un racionamiento de los equipos necesarios, Internet es un fenómeno limitado y bajo severa vigilancia y accesible sólo a personas autorizadas”. En el decreto-ley número 209 de 1.996, promulgado por el gobierno cubano intitulado “Acceso desde la República de Cuba a la red informática global”, dice que “no se puede utilizar violando los principios morales de la sociedad cubana y los textos legales del país. Los mensajes electrónicos no deben comprometer la seguridad nacional”.
A pesar de todas estas restricciones el ministro cubano de Informática y Comunicaciones, tuvo el cinismo de decir en su día que el “uso social que se le da en la isla es el más democrático y masivo de todos los países del Tercer Mundo”.
El escritor cubano Antonio José Ponte, ha denunciado la hipocresía cultural del régimen castrista, manifestando: “La prohibición del Internet pretende hacer creíbles las páginas que conforma el diario oficial Granma. Las noticias del exterior llegan a la vida cubana filtradas y tergiversadas por los 3 o 4 periodistas que reúnen sus aburrimientos cada tarde en mesas redondas televisadas”. Y continúa: “Es un espectáculo hipócrita que en un país de gobierno inamovible se promuevan cientos de páginas digitales cuando el ciudadano cubano no tiene libre acceso a Internet”.
¿Es este el modelo referencial que defienden algunos ínclitos políticos? ¿Qué sucedería si todo esto ocurriese en la España actual? Pues estos mismos que defienden el régimen cubano, saldrían a la calle como manadas de búfalos. Ustedes ya me entienden.
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