lunes, 6 de enero de 2014

Historia de la Literatura Española ( V I I I )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos el contenido y la división del poema del Cantar de Mío Cid.

El contenido del Cantar son las hazañas del Campeador, que tuvieron lugar durante el reinado de Alfonso VI de Castilla. El poema de divide en tres partes. En la primera se narran las primeras hazañas, así como el destierro del Cid. La segunda cuenta la conquista de Valencia y la tercera trata sobre la leyenda de los Infantes de Carrión.

Primera parte: el destierro del Cid.- El rey estaba seguro de la fidelidad y honradez de Rodrigo Díaz de Vivar. Por tal motivo le encargó el cobro de algunos tributos, que los reyezuelos moros andaluces pagaban al rey de Castilla.

Una vez cumplido el mandato y regresando a la corte, sus enemigos, poseídos de una gran envidia al ver que el Cid gozaba de la confianza y amistad del rey, le levantaron una calumnia acusándole de haberse guardado parte de los tributos. Alfonso VI, creyendo tal acusación, lo destierra.

Rodrigo sale de Burgos acompañado de varios caballeros, entre los que destaca por su fidelidad Alvar Fáñez Minaya y alguno más. Se despide con gran dolor de su esposa e hijas, que pronto se unirían a la expedición. En las afueras de la capital, espera a unos prestamistas judíos para facilitarle dinero.


A la grupa de  su caballo “Babieca” salió de Burgos volviendo la vista de vez en cuando a la catedral, dedicada a la Virgen, a la cual pide protección, llegando al monasterio de Cardeña al amanecer, saliendo a recibirle el abad y los monjes que se habían enterado de su destierro porque los heraldos del rey lo habían pregonado a los cuatro vientos.

El Cid, una vez que su esposa e hijas ya estaban con él, las deja en el monasterio, saliendo posteriormente para Medinaceli, donde lucha contra los moros haciéndose dueño de toda la comarca.

Como prueba de su fidelidad hacia Alfonso VI, le envía parte del botín de guerra que había entablado contra los moros: treinta caballos con sus respectivas sillas, así como treinta espadas.

Posteriormente, obliga al rey moro e Zaragoza a pagarle tributo. Por otra parte, vence al conde de Barcelona y lo hace prisionero.

Segunda parte: la conquista de Valencia.- Por aquel entonces el Cid ya tenía un ejército bien pertrechado y respetable, emprendiendo la conquista de Valencia.

Envía de nuevo al rey cien caballos logrando, por otra parte,  que su esposa e hijas se unan a él cerca de Valencia.

El rey de Marruecos, al enterarse del acoso de esta ciudad por parte del Cid, envía un ejército de cincuenta mil hombres. Pero fue igual: de nuevo Rodrigo sale vencedor.

De nuevo el Cid envía al rey doscientos caballos, así como la tienda del sultán marroquí.

A todo esto, comenzó a hablarse  por toda Castilla de las riquezas que iba acumulando Rodrigo, motivo este por el que los Infantes de Carrión piden al rey que les permita casarse con las hijas del Cid. Alfonso VI da su parabién, perdona al Campeador y las bodas se celebran con gran boato, ostentación y parafernalia.

Dejamos para la próxima entrega la tercera parte, que es la que corresponde a los Infantes de Carrión.

Continuará


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