En este artículo analizaremos los embelecos de la tiranía castrista.
El engaño, la mentira y el embuste, están presentes de forma constante en la propaganda del régimen. El gobierno castrista es una gigantesca refinería de desinformación y fabricación de mentiras, fiel reflejo de las difundidas por Fidel Castro en los tiempos de Sierra Maestra.
La mentira de que bajo la guía del “líder carismático” la sociedad parece tener un máximo de unidad, es divulgada constantemente, cuando la realidad es exactamente al revés. La unidad política de la sociedad, oculta temores y silencios. Es imposible, en una auténtica democracia, que vote el 98,9 % del censo y que el 100 % de los que votan lo hagan de forma unánime. Esto sólo sucede en los países marxistas. Cuando no hay conflictos, porque no está permitido procesar las diferencias, no puede haber unidad verdadera. La sociedad cubana está obligada a mentirse a sí misma para no enfrentarse a las intolerantes verdades oficiales.
Vaclav Havel, verdadero intelectual y estadista, que sabe muy bien lo que es el comunismo, decía a los cubanos:
“El sistema va envuelto en un hermoso lenguaje que no vacila en denominar a la esclavitud como una forma superior de la libertad; al pensamiento independiente, como una forma de servidumbre al imperialismo; al espíritu de iniciativa humana, como la explotación del hombre por el hombre y a los derechos humanos un invento de la burguesía”.
A quien verdaderamente se engaña es a los trabajadores. El artículo 54 de la Constitución cubana dice:
“Los derechos de reunión, manifestación y asociación son ejercidos por los trabajadores, manuales e intelectuales, los campesinos, las mujeres, los estudiantes y demás sectores del pueblo trabajador, para lo cual disponen de los medios necesarios a tales fines. Las organizaciones de masas y sociales disponen de todas las facilidades para el desenvolvimiento de dichas actividades en las que sus miembros gozan de la más amplia libertad de palabra y opinión, basadas en el derecho irrestricto a la iniciativa y a la crítica”.
En la práctica, todo esto es mentira. Se sabe de sobra que el gobierno cubano ejerce un estricto control sobre los derechos de los trabajadores, ya que prohíbe los sindicatos independientes y hostiga continuamente a las personas que intentan crearlos. Tampoco permite que se tengan en cuenta las opiniones de los trabajadores sobre contratos y despidos. En las Unidades Penales hay miles de jóvenes trabajadores acusados de disidencia.
Otra mentira es la que ofrecen los representantes y los medios guacamayos castristas sobre la libertad de expresión. Recordemos que la embajadora de Cuba en España, Isabel Allende, criticaba el “manejo tendencioso” de los medios españoles cuando hablaban de Cuba. Decía que “no hay mentira más grande que una verdad dicha a medias”, opinando que el régimen de castrista era “víctima” de esta situación.
Lo que está claro es que esta señora sí ejercía el derecho de libre expresión aquí en España Nos está criticando y no le pasa nada. Sin embargo eludió hablar de este derecho en su país, donde el que lo ejerce acaba en la cárcel. Silenció, lo mismo que la prensa de su país, los ocho CONSIDERANDOS por los que la SIP (Sociedad Internacional de Prensa) en su Asamblea número 59, celebrada en octubre del 2.003, condenaba a Cuba por su “campaña de hostigamiento y represión contra el periodismo”.
Vean el siguiente vídeo. No tiene desperdicio.
Continuará.
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