Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos la tercera parte del Cantar de Mio Cid, que es la que corresponde a los Infantes de Carrión, después de haberse casado con las hijas del Cid.
Dos años después de celebrarse las bodas, tuvo lugar una batalla entre las tropas del Cid y las del rey moro Búcar, en la que los infantes tienen una actuación cobarde, quedando totalmente desprestigiados ante el valiente ejército del Cid. Tal desprestigio les humilla y se retiran a sus tierras de Carrión. El Cid les dona regalos y riquezas y se despide de sus yernos y de sus hijas.
Al llegar al bosque de Corpes, compuesto por robles, los infantes, para vengarse del desprestigio y la humillación sufridas, llevan a sus esposas a lo más frondoso del bosque, donde las desnudan y las azotan, dejándolas abandonadas con la intención de que los animales salvajes acaben con sus vidas.
Enterado el sobrino del Cid, Félez Muñoz, de este asunto, acude en ayuda y socorro de las mujeres. Comunica lo sucedido al Campeador, quien pide justicia al rey Alfonso VI, quien se ve obligado a convocar las cortes en Toledo, acudiendo una gran multitud.
El Cid pide a los de Carrión la devolución de los regalos de boda, cosa a la que se niegan. También exige que sea reparado el ultraje que se ha hecho a sus hijas, a través de las armas, negándose también los infantes. Al final se celebra el duelo, y los infantes son vencidos.
En ese momento llegan los reyes de Navarra y Aragón para pedir al rey sus bodas con las hijas del Cid. El Cantar termina con la celebración de los nuevos enlaces matrimoniales con los citados reyes de Navarra y Aragón, y con la despedida del Cid que se va a Valencia.
En la próxima entrega veremos someramente los Cantares del Mester de Clerecía
Continuará
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