Como ya sabrán, el periódico “Política” era el órgano
oficial de Izquierda Republicana. Se fundó en 1935, editándose hasta el fin de
la Guerra Civil Española.
Como pueden ver en la imagen, dicho periódico publicó
el 14 de marzo de 1939 un artículo intitulado “La deslealtad comunista”,
que decía lo siguiente:
“Desde el momento en que los restos del
gobierno ilegítimo y dictatorial de Negrín huyó al extranjero y los jefes
militares, única autoridad de la República en estado de guerra, constituyeron
con las representaciones políticas republicanas, socialistas y confederales el
Consejo Nacional de Defensa, el Partido Comunista hubo de lanzar a la sedición
a las fuerzas del Ejército de que pudo disponer.
Con esto ha culminado y se ha descubierto
la política de deslealtad que ha seguido siempre ese Partido de dirección
extranjera que se ha servido de todos los demás para conseguir con la fuerza
ajena lo que nunca hubiera podido lograr con la propia, casi nula.
Porque el Partido Comunista ha logrado
todos sus éxitos por la deslealtad. La Unidad ha sido su gran mentira. La
unidad con los fuertes, cuando no era nada, para dividirlos en provecho suyo y
dominarlos después.
El Partido Comunista, antes de la guerra,
no podía conseguir nunca más de un diputado. Había nacido en España para
dividir al proletariado, para disminuir la fuerza del Partido Socialista y de
la U.G.T., que llevaban cincuenta años de labor política en España. Los
comunistas hacen la unión de las Juventudes para ponerlas frente al Partido
Socialista, para eliminar a Prieto, que pude haber evitado la guerra, y a
Besteiro, a los hombres, en fin, que alcanzaron mayor prestigio en el
Socialismo.
Los comunistas han situado a sus agentes,
con distintos carnets, en los puestos decisivos. Esa ha sido su unidad. Unidad
con el Partido Socialista, a condición de que éste fuera Negrín y Álvarez del
Vayo. Unidad en el Frente Popular a condición de dirigirlo, siendo una exigua
minoría. Unidad del Ejército Popular siempre que el Comisariado comunista lo
dominara. Una unidad que no han tenido inconveniente en romper mediante una
lucha sangrienta con el enemigo enfrente a las puertas de Madrid, en momentos
gravísimos, en cuanto ese Ejército ha estado dirigido por sus jefes militares,
por el general Miaja, a quien han jurado tantas veces adhesión entusiasta, por
el coronel Casado y por los demás jefes fieles al interés de España. No
admitían, pues, más unidad que aquella que sirviera sus fines. Si los demás
españoles sacuden su tiranía para defender los intereses generales de la
nación, fren te los de un partido dirigido por el extranjero, entonces los
comunistas ya no se sienten en unidad con ellos. Más aún, los hieren por la
espalda, en los días en que, perdida Cataluña, por la gestión desastrosa del
Gobierno de Negrín, la República se encuentra en una situación decisiva, en la
que se ventilan la independencia nacional y la vida de todos los españoles
leales.”
En fin, sin comentarios.



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