miércoles, 29 de octubre de 2025

El principio y el fin ( I )


 

Nada puede cambiar de sitio sin que haya un dispositivo que lo traslade, lo mismo que no hay efecto sin causa que lo origine.

Como ya sabrán, Aristóteles llamó a ese dispositivo el “primer motor”, que es una entidad, un ser, etc, que pone en movimiento al Universo. Es decir, tiene que ser alguien necesario, una causa primera, un ser superior, etc. La pregunta surge inmediatamente: ¿quién es esa cusa primera, ese ser superior, ese “primer motor” . . .?

Según las épocas y las culturas, tienen varios nombres: Zeus para los griegos, Júpiter para los latinos, Brahama para los hindúes, Ra para los egipcios, el Gran Espíritu de ciertas tribus indias, etc, etc. Luego está nuestro Dios, que recibe el nombre de Yaveh por los judíos, y el de Alá por los musulmanes.

Lo que no cabe duda es que hay una gran verdad: alguien, no algo, tiene que ser la primera causa y la última. Pero, claro, oiga, ahí están los “internacionalistas”, con sus principios y dogmas materialistas que no aceptan a este Alguien. Sus razonamientos son puras teorías que les lleva a pensar que las cosas se cambiaron a sí mismas.

Volviendo al tema de las culturas, recordarán que en el antiguo Egipto “piramidal”, había un dios, Khepri, con cabeza de escarabajo, que empujaba al sol  y que estaba ligado a la creación y cambios en la vida. Obviamente esta idea chocaba con los filósofos materialistas Demócrito y Epicuro, creador éste del hedonismo que, como ya sabrán, es una teoría que pone el placer como fin, cimiento y sostén de la vida. (Conviene recordar que dicho Epicuro fue considerado durante gran parte de la Edad media como el modelo, ejemplo, muestra, patrón, etc, de borrachos, de meretrices y hurgamanderas, así como de personas con hiperfagia.

El tema del materialismo de aquellas culturas, llegó a su culmen con el mentado Demócrito, que vivió entre los años 460 y 370 a. de C. Para esta persona el principio y la base fundamental de todo eran los átomos “indivisibles y eternos”, que se agrupan y se unen en el vacío para hacer los cuerpos. Esta unión y movimiento de átomos, ¿son los creadores del conocimiento, del pensamiento, del juicio, del cálculo, de las ideologías, del alma, etc, etc? Esto nada le importaba, ya que también decía que los sentimientos eran sencillas y simples corrientes y oscilaciones de átomos.

En la próxima entrega veremos la influencia del pensamiento de Epicuro, que aún se defendía trescientos años después.

Continuará.



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