Como siempre decimos, hay que “recuperar la memoria
histórica y la democrática”, pero la reciente, oiga. Vamos a ello.
Los que ya peinamos canas nos acordamos perfectamente
de lo sucedido en enero de 1969, cuando el joven de 21 años Jan Palach (en
imagen), estudiante de Filosofía y Letras, se prendió fuego a lo bonzo en Checoslovaquia,
como protesta por el sistema comunista y por la presencia de la Rusia soviética
en su país. El muchacho fallecía tres días después.
Como recordarán, en agosto de 1968 el ejército de lo
que se llamaba “Pacto de Varsovia”, capitaneado por la Unión Soviética, invadió
Checoslovaquia con el objeto de acabar con las reformas liberalizadoras del
gobierno presidido por A. Dubcek, lo que supuso la liquidación de la “Primavera
de Praga”.
En 1989, al cumplirse el vigésimo aniversario de la muerte de Jan, hubo en Praga grandes manifestaciones contra el régimen comunista, que fueron brutalmente reprimidas por la policía. Como recordarán también, a finales de ese año 1989, el régimen comunista se derrumbaba como un edificio con carcoma.
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