Sí, esta es la época que estamos viviendo en esta
irreconocible España. Seguro que a ustedes se les ocurrirá algún calificativo
más. Esta década de Su Sanchidad no se sabe si la Historia la absolverá, o la
absorberá. Decía el sátrapa Fidel Castro
que “la historia me absolverá”. Seguro que quiso decir “la historia me
absorberá”.
La verdad es que no se entiende cómo cierto tipo de
personas como golpistas, “okupas”, vagos, maleantes, etc, anden por ahí tan
tranquilos dentro de “los muros de la Patria mía”. Como ya saben, desde
que Su Sanchidad y su “complexo” tienen la sartén por el mango, en España ya no
se sabe qué es el orden, la libertad y el respeto. Sin embargo, del bozal, del
oír, del ver y del callar, sí se sabe mucho, como también se sabe mucho de la
censura, de la mentira y de la corrupción, aunque esto intente ocultarse.
Este desgobierno que tenemos, amén de hacer otras
cosas negativas, ha sembrado la partición, la división y el desmantelamiento de
la convivencia entre los españoles. Para eso hay unos, unas y “unes”.
Como ya saben también, aparecen todos los días en los
“mass-media” todo tipo de calumnias, falsedades, argucias, perjurios, injurias,
etc, que tal parece que vuelve otra vez La Leyenda Negra.
Tanto Su Sanchidad, como el Bobo Solemne, lo único que
han hecho bien, según sus planteamientos, ha sido, y es, el enfrentamiento
entre los españoles, amén de extenuar y abatir a la Justicia, lo que trajo,
entre otras cosas, que el malhechor, el agresor, el proscrito, el vago, el
maleante, etc, haya pasado a ser víctima, mientras que el fiel devoto de la
verdadera España ha pasado a fascista, a creador de fango, de bulos y a ser
sospechoso.
Por otra parte, se persigue, se acosa, se acorrala, se
vilipendia, se denigra, se humilla etc, al cristianismo en general y al
catolicismo en particular. Contra otras religiones, ni mu. La visita al Papa,
para algo ha “valido”, oiga.
Este sujeto “monklovita” ha transformado la democracia
en un circo de títeres al servicio de ya sabemos quién. El colapso está a la
vuelta de la esquina. Sólo se podrá evitar echando a esta banda de badulaques,
de bausanes, de cenutrios, de ciclotímicos, de fámulos, de fementidos, de faramalleros,
de gárrulos, de loquinarios, de perláticos mentales, de tarúpidos, de trampantojos,
de truchimanes, de . . .
En fin, la “regeneración democrática” de Su
Sanchidad ha conseguido que el Parlamento se haya transformado en un púlpito de
proselitismo y de cebo, y la Justicia en un terreno de hostilidades y
conflictos. De los “mass-media” ¡para qué vamos a hablar! ¡Ah! ¿Y qué decir de
la sanidad, de la educación y de la economía, por ejemplo? Pues que las tres
cosas son un auténtico desastre, aunque vayamos “viento en popa a toda vela”,
oiga.


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