Ya saben que nos
gusta recuperar “las memorias”. Vamos a ello.
Camilo José
Cela, Premio Nobel de Literatura 1989, dijo en el año 2001:
“Tendremos
que estar alerta, para evitar que el español deje de ser la lengua común de los
españoles, lo que sería un despropósito histórico e incluso político”.
Evidentemente,
esta premonición de Cela se cumplió a rajatabla durante el “zapaterato” y ahora
durante el “sanchismo” llegando a la aberrante situación de tener en el
inservible Senado 25 traductores para las lenguas vernáculas de los distintos
“hechos diferenciales” que, como sabrán, costaban en el año 2012, 350.000
€/año, unos 12.000 €/sesión. Ahora ¡vaya usted a saber!
Lo curioso del
caso, es que, para aprobar esta “ley”, sus señorías, y “señoríos” y “señoríes”,
la han discutido y elaborado en el idioma cervantino. Pero es igual, han
conseguido lo que perseguían: el plurilingüismo, el plurinacionalismo, el “pluriamiguismo”
y varias cosas más “pluris”, como la prensa “plural” que no hace más que
reseñar y resaltar “los hechos diferenciales” haciendo hincapié en lo que nos
separa, en vez de hacerlo en lo que nos une.


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