Como ya hemos dicho en la anterior entrega, esta frase latina significa «la corrupción de los mejores es la peor de todas».
Dicha corrupción ha invadido todos los campos, ya sean políticos, estatales, sociales, etc. Ahí quedan la financiación de las campañas electorales para comprar el voto y beneficiarse del poder, traicionando los más elementales principios democráticos ¿Alguien puede izar la bandera de la ética? Pocos serían.
Pero claro, oiga, ahí están los defensores de la “ética social” que buscan la construcción de un proyecto colectivista basado en el más rancio marxismo-leninismo, proyecto que justifica en muchos casos y aspectos, la inoperancia de la ética para justificar la lucha de clases.
La logomaquia que se emplea para tapar la corrupción, va desde los propios corruptos que lían y embrollan sus modos de vida, hasta la Justicia que no actúa de forma tajante y leal porque se ve mangoneada por los políticos, al que les importe un bledo, dos cominos y tres dídimos la clarividencia y la verdad.
En fin, da verdadera pena ver como España aparece ante el mundo como una nación corrupta por mor de un sectarismo sin nombre. Mientras no se combata esta corrupción galopante que padecemos, nuestra credibilidad ante el mundo seguirá siendo paupérrima. La casta política y monárquica, al no tener quien le ponga freno, seguirá con sus filfas y fementidos. Y con la cabeza bien alta.
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