Como decíamos en nuestro artículo “La Plaza de la Gesta, Nelson Mandela y Lenin”, insertado en este blog con fecha de ayer, vamos a dedicar una líneas a este personaje ya que, como sabrán, los concejales comunistas del ayuntamiento de Oviedo quieren cambiar el nombre de la Plaza de la Gesta por el suyo.
Sobre Nelson Mandela se dijeron, y se dicen, muchas cosas, pero también se omiten otras.
Poco se habla, por ejemplo,
que Mandela promovió la creación del grupo terrorista “Umkhonto we Sizwe”, “Lanza de la
nación”. En 1962 escapó de su país, iniciando una gira por África
reuniéndose en Adis Abeba con líderes panafricanos. Posteriormente recibió
entrenamiento terrorista en Argelia, de la que diría "Es
Argelia la que hizo de mí un hombre. ¡Soy argelino, soy árabe, soy musulmán! “
Por otra parte, y según
Amnistía Internacional, Mandela “participó en la planificación de actos de sabotaje y de
incitación a la violencia, de modo que no cumple con los criterios para
calificarle como un prisionero político”.
Muchos dicen que fue encarcelado por delitos de
opinión, cosa que no fue cierta, ya que el auto de condena hablaba de “la
preparación, manufactura y uso de explosivos, lo que incluye 210.000 granadas
de mano, 48.000 minas antipersonales, 1.500 temporizadores, 144 toneladas de
nitrato de amonio, 21,6 toneladas de pólvora de aluminio, y una tonelada de
pólvora negra. 193 actos de terrorismo cometidos por su organización “entre
1961 y 1963”.
Esta actividad terrorista estuvo respaldada por
el comunismo, del cual era simpatizante. Estudió muchos escritos de Mao Tse
Tung y de Ernesto “Che” Guevara, por el que sentía una gran admiración. Cuando
fue liberado, declaraba al respecto: “Las
hazañas revolucionarias del Che –incluso en nuestro continente– fueron de tal
magnitud que ningún encargado de censura en la prisión nos las pudo ocultar. La
vida del Che es una inspiración para todo ser humano que ame la libertad.
Siempre honraremos su memoria”. Se conoce que el señor Mandela no leyó el libro “El canalla. La verdadera historia del Che”,
Edt. Buenos Aires, 2009, autor Nicolás Márquez, en donde se lee y se ve,
por ejemplo, el racismo del Che: “Los negros, los mismos magníficos
ejemplares de la raza africana que han mantenido su pureza racial gracias al
poco apego que tienen al baño”. Sobre los indios diría: “En este tipo de trenes hay una tercera
clase destinada a los indios de la región . . . es mucho más agradable el olor
a excremento de vaca que el de su similar humano . . . la grey hedionda y
piojosa . . . nos lanzaba un tufo potente pero calentito”. A los
homosexuales los odiaba sin límites, castigándolos en los campos de
concentración cubanos que él mismo dirigía. Los definía como “pervertidos sexuales”. Como lo dijo el
Che, no pasa nada. Si lo dice la Iglesia Católica, ¡para qué les voy a contar!
También decía: “No soy Cristo y filántropo, soy
todo lo contrario de un Cristo, lucho por las cosas que creo con toda las armas
a mi alcance y trato de dejar muerto al otro”.
El señor Mandela escribió en 1961 un pequeño folleto intitulado “Cómo ser un buen comunista”, diciendo
en dicho folleto que el comunismo “es la
mayor causa de la historia de la humanidad”. También decía que gracias al
genio de Marx, Lenin y Stalin “un mundo comunista está a nuestro alcance, en el que no habrá
explotadores y explotados, opresores y oprimidos, ricos y pobres. El movimiento
comunista todavía se enfrenta a poderosos enemigos, que han de ser aplastados y
eliminados de la faz de la tierra, antes de que podamos lograr un mundo
comunista. Sin una lucha dura, amarga y larga contra el capitalismo y la
explotación”, “no puede haber un mundo comunista”.
Como recordarán, en 1984 el régimen eterno de
Fidel Castro otorgó a Mandela el premio “Playa
Girón”. Emocionado por tal evento manifestó que “hay un lugar en el que Fidel
Castro se yergue una
cabeza por encima de los demás, y es en su defensa de los derechos humanos y de
la libertad”. Sin comentarios.
Por otra parte, refiriéndose a Yasser Arafat,
que fue otro terrorista, lo definía como “compadre
en las armas”.
Asimismo, y ante la tumba del ayatolah Jomeini,
manifestó que “estamos endeudados con la revolución islámica”.
Por otra parte también, su esposa Winnie
Mandela estuvo en prisión seis años por secuestrar a cuatro jóvenes negros en
1988, y ser cómplice de las torturas que sufrieron dichos jóvenes.
En fin, esta es una somera historia de un
hombre que, según dijo en su día Rub-Al-Kaaba “es
alguien que merecía ser el presidente de toda la humanidad”.
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